Mar. Abr 16th, 2024

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Misericordia quiero y no sacrificio

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Misericordia, siempre misericordia. Nunca usemos las normas cristianas para juzgar y condenar a nuestros hermanos. Recordemos que la ley de divina y lo que han dicho los profetas se resumen en amar a Dios con todo el corazón, la mente y las fuerzas y al prójimo como a nosotros mismos.

No seamos “juzgadores” profesionales. Evitemos condenar constantemente las acciones de los demás. Mostremos en todo momento el rostro misericordioso de Dios, ¿acaso el Señor no te ha perdonado los pecados? Recuerda que Dios contigo ha mostrado muchísima misericordia.

Seamos humildes. Veamos primeros nuestros propios defectos. Excusemos y perdonemos los pecados de los demás. ¡Amén!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,1-8):

En aquel tiempo, Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado». Pero Él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».