Jue. Abr 18th, 2024

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Entonces, ¿quién se podrá salvar?

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Estamos apegados a los bienes de este mundo. Si somos humildes, debemos reconocer que en muchas ocasiones buscamos dinero, fama y poder porque todo el mundo nos dice que solo así podemos ser verdaderamente felices, ¿que nos dice nuestro Señor al respecto?

Nuestro Jesús nos invita a tener un desapego radical de todos los bienes. La libertad plena se alcanza cuando podemos disfrutar de las cosas y no instrumentalizarlas o hacernos ídolos de ellas. Muchos ricos, famosos y poderosos terminaron muy mal sus vidas, hasta con suicidios, porque pensaron que estos falsos ídolos podrían proveerles de verdadera felicidad y al final se dieron cuenta que no.

¡Seamos libres! Pongamos nuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Vivamos para el Señor de señores. Solo así alcanzaremos la vida eterna. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 19,23-30):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿Quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible».

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿Qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».