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MANIFIESTO DE LA FAMILIA, UN PASO POR MI FAMILIA 2021

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UN PASO POR MI FAMILIA

ARQUIDIÓCESIS DE SANTO DOMINGO VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL FAMILIA Y VIDA

C/ Isabel la Católica 55, Zona Colonial, Santo Domingo, DN, tel.: 809-686-5337

En el marco de Un paso por mi familia del 2021, las familias arquidiocesanas queremos hacer constar la importancia de la familia, fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer, tanto así, que son las instituciones centrales en la sociedad, de las cuales se nutren todas las demás instituciones. Por esto reconocemos que la familia es la célula primera y vital de la sociedad.

La familia merece ser reconocida por la sociedad y por el Estado, el cual ha de adoptar adecuadas políticas para el bienestar del matrimonio y la familia. Una política familiar es adecuada cuando se basa en el reconocimiento y promoción efectiva de la familia en la sociedad, sabiendo reconocer la identidad propia de la familia y aceptando efectivamente su papel de sujeto social. Solo si se da un verdadero reconocimiento y protección de los derechos de la familia, se puede hablar de una genuina y correcta política familiar.

Nuestras familias, santuario de la vida, instan al gobierno, a los legisladores y a toda la población dominicana, a defender la vida, el matrimonio y la familia, como reza nuestra Constitución dominicana en su artículo 37: “el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte. No podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte.

Del mismo modo, el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma: “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Así mismo, el artículo 6 del pacto internacional de derechos civiles y políticos establece: “el derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente”.

Los científicos declaran que desde que el óvulo es fecundado en el vientre de la madre, ya es concebido un nuevo ser humano, una persona, con su identidad propia. Ya tiene una dignidad intrínseca, con carácter único e irrepetible en cada vida; prescindiendo de todas las circunstancias psicológicas y sociológicas que le rodeen. Es el inicio ya de la persona humana, todo lo que sigue es un simple desarrollo en el que Dios creador imprime la belleza y el amor.

En esta misma dirección, el artículo 55 de nuestra Constitución dominicana, sostiene que la familia, fundada en la base de la institución del matrimonio entre un hombre y una mujer, ha de ser promovida y protegida por el Estado, ya que el bien de la familia es inalienable e inembarcable, de conformidad con la ley. Por lo que el gobierno debe garantizar el bienestar y la estabilidad familiar mediante acciones y políticas que le favorezcan para su subsistencia y crecimiento.

Desde el principio Dios creó al hombre y la mujer y quiso que se unieran en matrimonio para que el hombre, “la única creatura en la tierra a la que Dios quiso por sí misma” (GS 22), se multiplicara y continuara su obra creadora. Por eso “abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne” (Gén 2,24). De esta manera, podemos afirmar que toda la sociedad ha de volcarse hacia la familia, lo que responde al plan de Dios desde el principio para el ser humano.

Hoy más que nunca, la familia se encuentra en medio de un mundo cambiado y cambiante, que obliga a la Iglesia a estar atenta a las transformaciones que  se producen y que amenazan la estabilidad del matrimonio y la familia como bien preciado de Dios. Hoy, como Iglesia, estamos vigilantes para defender la familia y el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, porque a pesar de los cambios el mundo espera y necesita el testimonio de la familia cristiana, que contrarreste la violencia intrafamiliar que se da en el seno de algunos hogares.

La familia fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer, signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa, la Iglesia (cfr. Documento Aparecida 433), cuida, ama y respeta la vida desde su concepción en el vientre materno hasta la muerte natural. La familia educa la afectividad y la sexualidad de sus miembros de modo integral y de acuerdo al plan de Dios, rechazando de plano la ideología de género que se le quiere imponer, y haciendo uso de nuestro derecho constitucional de ser los responsables de la educación de nuestros hijos menores (cfr. Artículo 63 Constitución Dominicana).

Hacemos un llamado al gobierno, a las familias y a toda persona de buena voluntad para que reconozcan la familia, apoyándola y buscando su estabilidad para que podamos gozar de una sociedad sana, pues del bienestar del matrimonio y la familia depende el bienestar de toda la sociedad (cf. GS 48).

Lectura del Manifiesto por la pareja asesora Israel y Miguelina

SOLICITUD PÚBLICA

Por todo esto, REAFIRMAMOS lo expresado en ocasiones anteriores, que “la familia debe ser la gran protagonista de las políticas públicas del Estado”. Por lo que, REITERAMOS y SOLICITAMOS:

  1. Reconocer y garantizar el derecho al respeto y a la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, como lo sostiene la Santa Sede, la declaración de los derechos humanos y nuestra Constitución dominicana en su artículo 37.
  2. El gobierno ha de garantizar ayuda a las familias más necesitadas, a través del plan social de la presidencia, Senasa, entre otros departamentos, que suministren alimentos, medicinas y mayores oportunidades para las familias en situación de pobreza extrema.
  3. Que el gobierno establezca planes de viviendas a bajo costo, con financiamiento asegurado, para las familias necesitadas, control del mercado de alquiler; fijar tarifas equitativas y redes comunales, tarifas del gas, de la energía eléctrica, del agua, red de acceso a los servicios de transporte, escuela, entre otros, según la renta y la carga familiar.
  4. Crear una red de Centros de Asistencia Familiar a las familias con dificultades de convivencia, que contribuyan a proteger a las víctimas de la violencia, especialmente, a las mujeres, niños y niñas.
  5. Crear centros especializados para terapias de niños y niñas huérfanos traumatizados, sobre todo, aquellos que han perdido a sus padres o madres como efecto de la violencia intrafamiliar.
  6. Garantizar las fuentes de trabajo a las familias de parte del Estado y del Sector Privado para asegurar el sustento diario, la educación, la vivienda y un ambiente sano que permita la convivencia armónica en equidad y solidaridad.
  7. La implementación de la educación sexual integral basada en valores éticos y morales, tanto en las familias como en las escuelas, que conduzca a una sana afectividad.
  8. Llamar e involucrar a los Medios de Comunicación Social en la formación de familias sanas, evitando divulgar todo lo que provoque desintegración familiar, violencia y antivalores.
  9. Respetar el escudo en nuestra bandera nacional que enarbola la Biblia en su centro y las palabras sacrosantas de Dios, Patria y Libertad.
  10. La creación del Ministerio de la Familia que coordine, articule e integre todas las políticas públicas relativas a todos los miembros de la familia como son: Consejo Nacional para la Niñez (CONANI), el Ministerio de la Juventud, el Departamento de Protección de la Vejez del Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de la Mujer, el Consejo Nacional de los Discapacitados (CONADIS) y otras iniciativas del sector público.