Periodismo en tiempos de cambios
4 min readCada cinco de abril, en República Dominicana se celebra el Día Nacional del Periodista.
Como de costumbre, la fecha suele ser aprovechada para emitir mensajes de felicitación, realizar actividades muy diversas, anunciar el Premio Nacional de Periodismo, entre otras muchas y diversas manifestaciones.
La fecha fue escogida como homenaje al Telégrafo Constitucional, primer periódico de la República Dominicana, fundado el 5 de abril de 1821, por Antonio María Pineda, con la colaboración de José Núñez de Cáceres.
El ejercicio del periodismo data de hace mucho. Eso abre la posibilidad de apreciar múltiples cambios en torno al oficio de hacer saber lo que ocurre.
Comencemos por un punto clave. Cuentan que una vez llegó a existir tanto desorden que hizo temer el posible colapso de la sociedad. Eso puso en acción a quienes asumieron como tarea proponer una forma de organización que garantizara entendimiento y sostenibilidad.
Fue así como se acogió la idea de elaborar reglas para organizar la sociedad, que esas reglas sirvieran para orientar a quienes conducían la sociedad y que alguien debía encargarse de juzgar las actuaciones a la luz de esas reglas. Así surgen los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
A muchos les debe “sonar” cierta relación con las ideas de Montesquieu, destacado estudioso, filósofo y escritor, a quien le correspondió vivir las convulsiones de la sociedad francesa que implicaron el final del reinado de Luis XIV, a su muerte en 1715. Para ese entonces Montesquieu contaba con 26 años.
Esos clásicos tres poderes garantizaron equilibrio y, en consecuencia, real avance en la sociedad. Pero transcurrido muy poco tiempo se encontró que se trataba de minorías que mantenían en la marginalidad a las grandes mayorías. Eso implicó la necesidad de integrar un nuevo poder.
En consecuencia, ese “cuarto poder” debería encargarse de hacer saber lo que vivía y pensaba esa inmensa mayoría que no se asumía representada o que se sentía afectada por algunas acciones de quienes pertenecían a los clásicos tres poderes.
Como es lógico pensar, todo siguió cambiando. Con esos cambios, las relaciones entre los poderes y los ciudadanos han pasado por diversas etapas.
En una de esas etapas se asumió que “las buenas, no son noticias”. Evidentemente, se trata de asociar la labor periodística a la denuncia, a lo trágico, a lo negativo. De hecho, por más que se haya querido promover las buenas nuevas, aquella etapa se mantiene como estigma generalizado en el ámbito periodístico.
La llegada de medios como la radio y la televisión fue marcando otras etapas en el ejercicio periodístico. Incluso, se llegó a temer que cada medio desplazara al anterior. Luego se encontró una especie de “fórmula salomónica” para que coexistieran los tres. Así fue como se llegó a atribuir inmediatez a la radio; poder de la imagen para mostrar, a la televisión, y fortaleza para entrar en detalles, a los medios impresos.
La llegada de internet puso fin a esa especie de “guerra fría” entre medios. Aunque los medios tradicionales, intentando “sobrevivir”, han integrado el uso de internet y todo lo que le acompaña, en sus operaciones, un detalle ha convertido en muy difícil la tarea: ahora todos comunicamos para todos.
Antes de esa irrupción, para trabajar en un medio de difusión masiva se precisaba de contar con mucho más que habilidades. Como regla general, se necesitaba ser profesional, preferiblemente graduado. En muchos casos, como en la República Dominicana, todavía se requiere un carnet para hablar por radio o televisión.
Los más recientes cambios nos han tomado tan “fuera de base” que ahora hasta confundimos las profesiones y los oficios de quienes se dedican a hacer saber. Por eso ahora tenemos confusión generalizada con términos como periodista, comunicador, locutor, comentarista y otros muchos relacionados con los medios de difusión.
La propia Real Academia Española ha redefinido algunos conceptos. Por eso llama “periodista” a la “persona que se dedica al periodismo”. Y define al periodismo como “actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico”.
Ojalá que repasando cada etapa y orientando nuestras acciones hacia la convivencia armónica logremos hacer saber que, por fin, hemos entendido los cambios y retomado el equilibrio que necesitamos para avanzar.