Vie. Jul 26th, 2024

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Madres no sanas

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Los vínculos que se generan entre la madre y el hijo son lazos muy fuertes. Desde pequeños nos acunan, nos abrazan, nos besan y nos quieren. En buena medida el porvenir de un hijo es siempre obra de su madre o de sus cuidadores. Es decir, así como una madre sana hace mucho bien al hijo, también la que no nutre de amor incondicional al niño puede “fabricar” un adulto con problemas.

La psicóloga española, Irene López, habla incluso de madres tóxicas. Por su parte, la psicóloga norteamericana, Susan Forward, habla incluso de padres que odian. López afirma que las madres tóxicas poseen una visión negativa del mundo, suelen ser mamás destructivas, maltratadoras física y psicológicamente, victimistas, posesivas, negligentes y controladoras.

Ellas, también, provienen de familias disfuncionales donde las han descuidado, victimizado, violentado o abusado. Han desarrollado el apego inseguro, se les dificulta jugar y expresar cariño a los pequeños, se vuelven frías y distantes, lo menos que aportan al infante es seguridad y afecto.

Habitualmente no buscan ayuda, culpabilizan a los hijos de su salud, expresan frases como esta: “me he sacrificado, enfermado y he dado la vida por ti”. Las madres tóxicas exhiben un perfil definido. Asimismo, es importante aclarar que no todas cumplen con la totalidad de las características ni con la misma intensidad. Por ejemplo:

Progenitoras con falta de autoestima:

estas desconfían de sí mismas, satisfacen sus carencias y necesidades en la relación con los hijos. Estos, han de cumplir con las expectativas de ellas. Las excesivamente controladoras: buscan dirigir, pensar y actuar en nombre del infante; todo lo hacen en nombre del amor. Saturan con mensajes de texto y limitan su libertad.

Las que usan a sus hijos para lograr sus sueños:

obligan al vástago a cumplir sus anhelos, sus proyectos, y dicen: “ya que no lo pude lograr, tú puedes hacerlo”. Ignoran, rechazan y suplantan los deseos del hijo. En el caso de las manipuladoras, los hijos hacen lo que dice la madre para no enojarlas; estos acumulan mucho enojo, resentimiento y rechazo por ella.

Las que buscan ser el centro de atención:

ambicionan que su hijo triunfe, pero este no puede superarla. Las negligentes: descuidan al niño, ellos tienen que hacerse cargo de la madre y realizan los quehaceres del hogar. Madres autoritarias: su criterio y su opinión es lo único válido, generando enfrentamientos con el hijo.

Las maltratadoras física y psicológicamente:

para estas madres nada de lo realizado por el hijo es correcto, son propensas a etiquetar, son egoístas. Las madres celosas: protegen en exceso a los hijos, mientras que a las hijas las rechazan; presentan conflictos con las esposas de los hijos y apuestan al fracaso de sus matrimonios. Las mamás narcisistas: presentan comportamientos déspotas y opresores con los hijos, socaban su autoestima.

Las consecuencias de la toxicidad de una madre en los hijos son múltiples: sentido de culpa, sentimiento de vacío, miedo a tomar decisiones, relaciones tóxicas y miedo al compromiso.

Para lidiar con estas madres conviene ser un adulto libre, poner límites, evitar cambiarlas, no repetir su patrón, recordar las cosas buenas de ellas y mantener el control. ¡Amarlas!