Vie. Oct 18th, 2024

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LIMPIA TU COPA POR DENTRO.

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EVANGELIO DE HOY: 23/8/22 (Mt 23,23-26).

Jesús, en el evangelio de hoy, denuncia la hipocresía y la ceguera de los letrados y los fariseos. Les llama hipócritas porque, en su calidad de religiosos, fingen lo que no tienen. Han hecho de sus vidas un teatro, una apariencia, vistosa por fuera y vacía por dentro. Les identifica, al mismo tiempo, como “guías ciegos”, porque intentan conducir a los demás estando cerrados a la luz, presos de su propia oscuridad.

La crítica que Jesús les hace desenmascara el empeño que han tenido en cumplir los rituales o normas externas, descuidando lo más importante. La pauta que el Señor les ofrece se convierte en luz para nuestro propio camino espiritual. Meditemos:

“Practicar lo esencial sin descuidar las normas establecidas”. La sensibilidad de Jesús no comienza por las normas, sino por lo esencial que es: “el derecho”, “la compasión” y “la sinceridad”. El Señor nos hace, con esto, un llamado de atención. Hemos de tener presente que todas las normas eclesiales tienen la intención de velar y custodiar el buen orden para que el Reino acontezca.

La vida litúrgica, la organización parroquial, los proyectos pastorales, y todo lo que se le pueda añadir en este sentido, han de encaminar a la persona a un encuentro con el Señor. Sin experiencia no hay conversión. Vivir cotidianamente la fe cristiana desde la sinceridad que el Señor nos pide es una gracia que debemos pedir.

Con razón sugiere Jesús al sector a quien cuestiona: “limpia primero la copa por dentro”. Es una interrogante que suscita reflexionar: ¿cómo está mi copa por dentro?, ¿qué la llena?, ¿qué la ocupa en su interior?, ¿qué la hace rebosar? Cada mañana, cada día, el Señor nos da la oportunidad de limpiar nuestra copa, a la luz de su Palabra, de sus sacramentos, de los buenos amigos. Se hace necesario entonces dejarse interpelar por su mensaje, por su presencia.

La vida de hipocresía pesa, es ficticia y superficial. Lo que da sentido al ser humano es la sinceridad. La santidad comienza por la sinceridad del corazón. La sinceridad trae la paz; permite la armonía entre lo que contiene la copa y lo que ésta porta para los demás. La sinceridad viene de Dios, lleva a la autenticidad. Esta es la atmósfera de Dios, donde Él se hace presente. Donde Dios está reina la compasión y la justicia.

Cada uno tendrá que discernir de qué quiere llenar su copa. A nadie se le obliga a que sea bueno, a que desee parecerse a Dios, unirse con Él. Con todo, hay un grito interior, una voz profunda que clama y que no le deja a uno abandonarse a la mediocridad. Una persona no puede ser mediocre y feliz. El evangelio nos invita a dar un buen salto de confianza en el Señor. Nos invita a no tener miedo a vivir en la verdad y actuar desde ella.

Señor, te queremos pedir perdón por las veces en que hemos sentido algo en nuestro corazón y hemos expresado cosas contrarias. Perdón por la hipocresía. Perdón por las veces en que hemos saltado algunos versículos de la Biblia porque no hemos tenido la valentía de vivirlos.

Hoy estamos aquí atraídos por tu verdad. Necesitamos y deseamos que tú llenes nuestra copa. Que nuestra vida sea ese recipiente donde tú vayas complacido para darte a los demás.

  1. ¿He empezado a limpiar mi copa por dentro?
  2. ¿Qué luz me ilumina para limpiarla?
  3. ¿Cuáles cosas importantes estoy descuidando en mi vida, en mi familia, en mi comunidad cristiana?