Tachitín persigue y la Iglesia enmudece

Me duele mi Iglesia Católica perseguida por un gobierno que no tiene escrúpulos en ningún orden que se le quiera colocar.  Recordemos hoy la patria de Rubén Darío donde “las azucenas floridas y llenas de miel han abierto sus cálices pálidos bajo el sol”.   

Recordemos, la Nicaragua, Nicaragüita de Carlos Mejía Godoy, la “flor más linda…abonada con la bendita Nicaragüita sangre de Diriangén”, sometida durante años a la oprobiosa dictadura de Anastasio Somoza García (Tacho), y más tarde de su hijo Anastasio Somoza Debayle (Tachito).   

Y, hoy más recientemente, una ficción de gobierno fruto de elecciones amañadas,  que va por su cuarto periodo en una escalada de violaciones a los derechos humanos, agregado a esto la persecución y atropellos contra los representantes de la Iglesia Católica: el arzobispo de Managua, Cardenal Leopoldo José Brenes; el Obispo Auxiliar, Mons. Silvio José Báez; y el Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Somertag golpeados y este último expulsado, secuestro de Mons. Rolando Álvarez, misioneras de la caridad expulsadas y numerosas restricciones al culto, bomba incendiaria que destruyó en la Catedral de Managua la famosa imagen de la Sangre de Cristo, un crucifijo de 382 años muy querido por los nicaragüenses.