Juliana frente al monstruo
3 min readLes dije a mis hijos: es de las pocas veces que me he sentido orgullosa al escuchar la intervención de un legislador en nuestra Cámara de Diputados. El debate parecía, de hecho, en otro país. Aunque sucedió hace una semana, me impactó tanto, que no quise dejarlo pasar. Me emocioné cuando Yselmary Brito, la merenguera Juliana, expuso, de la manera más convincente, las razones por las que el Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Tavárez (Incart) no debe ser privatizado ni entregado a un patronato.
Un viacrucis
Juliana, tres veces sobreviviente de cáncer, describió un viacrucis que muchas familias hemos atravesado y seguimos atravesando. Ese monstruo, como le llama, con razón, al cáncer, se llevó a mi papá, a mi mamá y, ahora, lucha contra él una persona querida. Veamos, en cifras, al cáncer. Un estudio diagnóstico: 90 mil pesos; una cirugía: medio millón de pesos; quimioterapia y radioterapia: 600 y 400 mil pesos. Parches calmantes: 24 mil pesos.
Lágrimas
Juliana decía, ante sus compañeros diputados, que el Incart es el único hospital público aquí, donde cualquier ciudadano, que padece cáncer, llega sin seguro y le atiende un personal médico de manera digna. Explicó que privatizar este centro, o entregarlo a un patronato, sería condenar a morir a esas personas. Con la voz entrecortada, esta joven dijo que le parece inconcebible, inaceptable y desmoralizante que se esté siquiera considerando la posibilidad de privatizar el Incart en perjuicio de los ciudadanos de escasos recursos que demandan atención para sus problemas de cáncer, sobre todo, en estos momentos en que atravesamos por una crisis de salud nunca antes vista a nivel mundial.
Inhumano
Diputada Julinana
“Esto es inhumano, señores. Yo soy sobreviviente de cáncer, en tres ocasiones, y muy aparte de las consecuencias físicas y emocionales que eso le causa a una familia dominicana, están las consecuencias de no poder acceder a unos tratamientos que son súper costosos. ¿Cómo se le dice a una persona que gana un sueldo mínimo, que ha perdido su trabajo o que, ahora mismo, está dependiendo de un programa de ayuda del gobierno, que tiene que buscar cien mil o doscientos mil pesos, cada 21 días, para poder darse una quimioterapia, para salvar su vida?
Preguntas
Y Juliana preguntó ¿Qué estamos pensando? ¿Qué nos está pasando? Mientras, frente a ella, cruzaban legisladores, en lugar de escuchar su excelente intervención, continuó diciéndoles que tenemos que cuestionarnos. “¿Dónde está la humanidad?, ¿dónde está la solidaridad?, ¿dónde está la empatía? Es posible que aquí haya sobrevivientes de cáncer y gente que ahora mismo tenga cáncer y no lo sepa.
También, todos conocemos a alguien que lo ha padecido y todos hemos perdido un ser querido, por ese monstruo. Y hay veces que tenemos la posibilidad económica de poder luchar contra él y no lo logramos”. Así es, digo yo, doy fe de ello. Bueno, si había una intención de privatizar el Incart, la voz de la diputada Brito logró desactivarla. Aplaudo, de pie, su valor, es la cuarta vez que vence al monstruo.
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