MARÍA MAGDALENA: DE CARGAR DEMONIOS A LLEVAR A CRISTO.
2 min readEVANGELIO DE HOY: 10/4/21 (Mc 16,9-15).
El evangelio de hoy, en el rostro de María Magdalena, nos muestra la forma en que nuestras vidas son, en Cristo Jesús, una nueva creación.
Recordemos que la naturaleza divina crea a partir de la nada, del caos; imágenes que pueden ser aplicadas a una mujer poseída por siete demonios.
… esos siete demonios bien posicionados, un día se enfrentaron a la fuente de toda santidad, fueron expulsados, y ella rescatada. Con esta liberación, su casa interior quedó totalmente desocupada del mal, e inmediatamente habitada por Jesús, generándose un amor sólido y determinante. Aquel que barrió y organizó la casa, se quedó en ella para siempre.
A una mujer que, como la madre de Jesús, dijo desde su caos, «Hágase», se le ha dado la primacía de experiencia con el Resucitado. Esto recuerda que el Señor no tiene en cuenta, en sus secretas decisiones, historias caducas, ya superadas. Ella es nueva creación, desde donde el anuncio pudo brotar, sin demonios distractores.
Y así sucedió. Su anuncio alegre llegó, primeramente, a los corazones de los discípulos: mensajera entre los íntimos de Jesús. Sólo que el luto y el lloro tan rígidos de éstos, les había empañado la fe. Su luto sin esperanza les generó incredulidad. No creyeron ni a ella ni a los otros dos. Significa que, por más sólido y auténtico que sean el mensajero y el mensaje, si el corazón está endurecido, se permanece en la oscuridad. No hay nueva creación humana sin que despierte la luz de la fe.
Se hizo necesario el escarmiento de Jesús: «les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón».
Señor, «queremos anunciarte desde lo que hemos experimentado y creemos, y vivir aquello que anunciamos«. Desocupa nuestra casa de todo mal para seamos discípulos misioneros auténticos, que proclamen tu Nombre a toda la creación.
- ☆¿Cómo está mi fe en Cristo Resucitado?
- ☆¿Cómo muestra mi vida que Cristo ha Resucitado?
- ☆¿Qué estoy cargando en mi corazón?
Comentario del evangelio de la Hermana Ángela Cabrera