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COSAS DE DIOS Y COSAS DE HOMBRES/MUJERES

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EVANGELIO DE HOY: 29/5/21
(Mc 11,27-33)

Jesús y sus discípulos retornan al templo, luego del episodio de la purificación. Se le acercan las autoridades del santuario preguntándole sobre la autoridad con que actúa, y el origen de ésta. Nuevamente, el método de Jesús. No ofrece respuesta, sino que provoca para que las personas mismas la encuentren, y se confronten con lo que surja de su propio interior. De las preguntas a Jesús nace de Él otra, en torno al bautismo de Juan. La cuestión que Jesús plantea, se vuelve para nosotros, en el contexto del relato, escuela de discernimiento, para distinguir:

LAS COSAS DE DIOS

  • Buscan que las personas desorientadas se conviertan y vuelvan a Dios.
  • Colocan el Reino como primacía (la obra de Dios).
  • Se realizan con libertad de espíritu, porque no buscan agradar a las personas.
  • Desean agradar a Dios y dan gloria a Él.
  • Se vuelcan a favor de la vida y al servicio del bien comunitario.
  • Son sencillas, austeras, trasparentes, coherentes, auténticas, verdaderas.
  • Buscan hacer presente la presencia de Dios: contemplarlo en todas las cosas.
  • Optan por los más pobres, más vulnerables, más necesitados de salvación…

COSAS DE HOMBRES/MUJERES
(Se refiere a criterios humanos sin tener en cuenta a Dios).

  • Sospechan de la obra de Dios, de su presencia actuante en la historia.
  • Resisten a la novedad del Espíritu: no les interesa la nueva imagen, de un Dios que se abaja y socorre a los más necesitados.
  • Justifican con pobres criterios que la casa de Dios se convierta en mercado.
  • Prefieren la sordera a escuchar la voz que clama en el desierto.
  • Sienten celos de que una autoridad superior les opaque el liderazgo.
  • Usan el nombre de Dios, no para que sea más amado, sino para beneficio propio.
  • Cortan cualquier iniciativa que pudiera llevar luz a las conciencias dormidas.
  • Se cierran a las interpelaciones porque resisten la conversión.
  • No disciernen, sino que maquinan.
  • Prefieren no dar respuesta, si ésta los deja en evidencia. Callan…

En síntesis: las cosas de Dios, al ser puestas en marchas, participan de su propia autoridad. Porque se trata de la misma fuerza del Espíritu Santo. Cuanto mayor pureza y sanidad de intención, mayor la templanza del poder al servicio del Reino.

Señor: déjame amarte más, con toda la honestidad del alma. Para que vivas en mí y actúes a tu manera. Que nunca me falte tu valentía, tu don de fortaleza, en esta débil persona, que no es nada sin tu gracia. Dame raíz. Dame firmeza. Que sea tu presencia quien infunda respeto, porque tus cosas, Señor, dejan al mundo sin palabras.

-¿Mi vida refleja las cosas de Dios o las cosas de los hombres/mujeres?
-¿Qué entiendo por agradar y servir a Dios?
– ¿En qué autoridad me apoyo para hablar y hacer las cosas?