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El reino de Dios

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Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez

 X1 Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B

13 de junio de 2021

a) De la profecía de Eze­quiel 17, 22-24.

En una sociedad en que la explo­tación del dé­bil es rampante, Ezequiel se le­vanta como el defensor del hambriento y del desnudo, del oprimido por la injusti­cia y por los intereses de los usureros, el profeta truena contra los atropellos y los maltratos y llama constante­mente a la conversión.

En este pasaje, por la ale­goría de un cedro que muere y renace el profeta habla del hundimiento de la nación y del renacer mesiánico. Es­ta nueva alegoría se refiere a los reyes de Judá. La ale­goría es diferente a la pará­bola. La alegoría construye una historia poco verosímil, pero cuyos detalles tendrán uno a uno su aplicación en la situación presente. El orá­culo de los versos 22-24 de nuestra lectura introduce claramente una nueva pro­mesa de restauración, des­crita como la era del Mesías.

b) De la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 5, 6-10.

Recogiendo todos los datos que nos ofrece esta carta-confe­sión, surge el retrato fascinan­te de este servidor de la Palabra de Dios que es San Pablo. Un hombre que no traficaba con la Palabra de Dios. Esto le aca­rreó quebrantos y sufrimientos de toda clase que él considera­ba como parte integrante de su misión, como la prueba máxi­ma de la veracidad del Evan­gelio que predicaba. En este pasaje el Apóstol nos invita a agradar al Padre en todo lo que hagamos, siempre en comu­nión con Jesucristo y con la co­munidad.

c) Del Evangelio según San Marcos 4, 26-34.

En esta lectura encontramos tres partes: La semilla que crece por sí sola (vv.26-29); el grano de mostaza (vv. 30-32) y la conclusión so­bre las parábolas como mé­todo preferido por Jesús pa­ra hablar a la gente, aunque luego se las explicara a los discípulos en privado. Con ambas parábolas afirma Je­sús que con el Reinado de Dios sucede igual que con las semillas: no se manifies­ta en su plenitud de repen­te sino poco a poco, sin vio­lencia y a partir de comienzos humildes. La primera de las parábolas subraya la gratui­dad del Reino y la segunda el crecimiento de este.

En la enseñanza de Jesús abundan las parábolas y com­paraciones referidas al cam­po, a la agricultura, la siem­bra, la cosecha, en fin, a la vida rural, pues las gentes a quien él se dirigía eran más bien campesinos de Galilea. Además, de que los lugares de Galilea cercanos al lago del mismo nombre, eran las tierras más adecuadas para la siembra, otras no tenían esas condiciones. La intención de Jesús es ilustrar a los campe­sinos sobre el Reino de Dios, que habían anunciado los profetas.

Y ninguna forma mejor que la agricultura. En vez de dirigirles una enseñan­za abstracta, se vale de lo que ellos conocen muy bien. Aquí se demuestra la condición con que le conocemos los cris­tianos, Maestro de maestros.

La segunda parábola en el texto, referida también al cam­po Jesús habla del grano de mostaza (vv. 30-32), la semilla más pequeña, pero se convier­te en la más alta de todas las hortalizas. San Marcos añade que “con muchas parábolas pa­recidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con pará­bolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado” (33-34).

Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de  Nuestro Pueblo.
B. Caballero. En las fuentes de la Palabra.