Yo soy mecánico, pero estoy loco
2 min read¡Ay,ay,ay! Me daba la impresión de que algo estaba fallando en el vehículo que conducía de regreso de El Cibao hacia la capital. Los jóvenes que venían conmigo ni cuenta se daban. Sin embargo, mi preocupación se fue disipando al ver que el minibús seguía adelante como un campeón. Los cantos, chistes y diálogos variados, ayudaban a que casi me olvidara de lo que pensaba había sido sólo una impresión que ni siquiera merecía el nombre de presentimiento. La distancia que nos separaba de la capital se iba acortando cada vez más.
Pero, “nunca falta un pelo en un sancocho.” El vehículo comenzó a resabiar, refunfuñar y casi a relinchar como un caballo, hasta que finalmente dijo: “No sigo más, hasta aquí llegamos”. Y los cantos de los jóvenes comenzaron a ralentizar, como vitrola cansada, hasta que se apagaron. ¡Ahora sí fue verdad!
¡Todos para abajo! Los jóvenes se desmontaron y comenzaron a empujar, al grito acompasado de “!Camine!”. Mientras que el minibús, por su parte, como relincho de caballo caprichoso, respondía: “!Que no me empujen!”.
No hubo más remedio que arrimar lo más posible el vehículo a la orilla de la carretera, no fuera a suceder que uno de esos motores Harley-Davidson, que andan como locos, se llevase a cualquiera. Y a preguntar se ha dicho, a ver si alguien conocía algún mecánico por los alrededores. Con algunos de los jóvenes de avanzada, caminamos sin que nadie pudiese darnos respuesta positiva. Y en este esfuerzo llegamos hasta el Kilómetro 28.
Allí encontramos un grupo de solo hombres; que las feministas no me acusen de discriminación, pues no había mujeres. Me impresionó muchísimo que reían entre ellos en un clima de mucha armonía. Al preguntarles si conocían algún mecánico, uno de ellos con mucha amabilidad me respondió: “Bueno, yo soy mecánico, pero estoy loco.”
Moralejas:
1- Aunque vivamos en un mundo de locos, hay cosas que no debemos hacer, a pesar de que sepamos cómo hacerlas.
2- Aunque vivamos en un mundo de locos, hay locos que son más cuerdos y responsables que los otros.
3- Aunque vivamos en un mundo de locos, se puede sonreír y ser amables con los demás.