No es personal

Un simple relator de vivencias encuentra sentido a la vida cuando es capaz de asumir compromisos sociales que si bien podrían no ser tomados en cuenta, son espacios liberadores y moti­vadores para que la conciencia encuentre el sosiego ante los múltiples embates a enfren­tar en esta desordenada existencia.

En esa acuciante experiencia muchas ve­ces somos engañados por la apariencia de una supuesta verdad. Por esto, la ilusión siendo una agradable y pasajera visión de la esperanza jamás podrá llenar el vacío que dejan nuestras expectativas frustradas sobre personas que han debido servir de vehículo para acercar a Dios no para ser instrumento de división.

Esto ocurre cuando premeditadamente y con un plan bien estructurado alguien pre­viendo las consecuencias le infringe un daño a otro y luego escribe una nota al afectado diciendo que no es personal. Quien así actúa es un enemigo peligroso y embaucador que bajo la apariencia de una recia personalidad se escuda en una fe que no practica.

Recuerda esto la escena de una película en la que un asesino a sueldo antes de eli­minar a su víctima le adelantaba el respon­so diciendo: “te voy a matar pero no es un asunto personal”.

Esto ocurre con frecuencia cuando al­guien quiere coartar la libertad de expre­sarse y de actuar libremente. Desde esa perspectiva, cuando un mentiroso consuetu­dinario exaltado por méritos de los que care­ce manifiesta que su proceder no es personal es una burda patraña porque siempre es un asunto personal.

Lo que no entienden muchos que solo Dios es capaz de hacer el milagro de conver­tir nuestro insólito pasado en un futuro pro­misorio.