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CUANDO EL EVANGELIO INCOMODA

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EVANGELIO DE HOY: 13/10/21 (Lc 11,42-46).

Lucas nos presenta la crítica/denuncia que Jesús hace a los fariseos y a maestros de la Ley. Meditemos examinando nuestras propias actitudes personales ante el mensaje que se nos ofrece.

¿POR QUÉ INCOMODAN LAS PALABRAS DE JESÚS?

Las palabras de Jesús buscan desinstalar a los fariseos de la postura de confort que han adquirido: “pagar el diezmo”, y pasar por alto “el derecho y el amor”; les hacen encontrar su propia verdad: mientras se creen importantes y se complacen en puestos honoríficos, los compara a “tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo”. Llama la atención que mientras Jesús se dirige a los fariseos; el primero que grita y reclama es un maestro de la Ley, quien le dice: “Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros”; a éste Jesús le dice sus verdades silenciándolo.

PURGARNOS EN LA «INCOMODIDAD» DE LAS PALABRAS DE JESÚS

Hay situaciones, y cada uno sabrá la suya, en que nos hemos desenfocado de lo esencial por comodidad o conveniencia, haciendo de la vida cristiana un estilo personal, lo más llevadero posible, tipo light. Es entonces cuando se hace necesario no interrumpir el mensaje de Jesús: dejarlo que penetre, que como látigo corrija, limpie los rincones donde se puedan ocultar signos de mediocridades.

Las palabras de Jesús no buscan destruir ni ofender, sino convertir y rescatar a la persona del equívoco. Dejarse herir por la Palabra es sabiduría creacional. Cuando uno escucha o lee algo santo, de lo que quiere evadirse, hay que preguntarse “¿qué me está pasando?”. Dejarse confrontar por la Palabra es de valientes guerreros y guerreras que no temen ser transformados con la fuerza del Espíritu. Dejarse cocinar a fuego lento por el mensaje de Jesús es gimnasio de vida eterna.

Señor: queremos que nos hables a nosotros también. Dinos nuestras verdades con la misericordia que te distingue. Danos la gracia de tu Espíritu para callarnos y no interrumpirte. Nosotros queremos que tu Palabra nos rescate de allí donde nos hemos instalado, y desde donde hemos querido interpretar tu evangelio. Sabemos que te alegras porque vamos dando pasos buscando serte fiel. Pero, realmente, nos falta un poco más de decisión y determinación. Sólo podremos avanzar a tu lado: “Eres nuestra esperanza, nuestra roca, nuestra salvación, no vacilaremos”.

  1. ¿Hay algunas predicaciones que me incomodan; por qué?
  2. ¿Me dejo confrontar diariamente por las palabras de Jesús?
  3. ¿Integro las dimensiones del cristianismo; tengo alguna descuidada?