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Plátanos por armas

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Plátanos por qué? ¿A quién se le ocurre semejante disparate? Bueno, pero no hay duda de que las armas les salen ganando a los plátanos en estupidez.

Es más, creo que en el libro Guinness las armas se llevarían el record mundial en la categoría de las cosas más estúpidas inventadas por los seres humanos. De manera que prefiero un plátano a un arma de fuego. Ni en pintura quiero verlas cerca.

Con un plátano puedes hacer un buen mangú, echándole un poco de aceite de oliva y unas cebollitas. Si lo acompañas con dos huevos fritos, mucho mejor. Con un plátano puedes decirle a la familia Lantigua del Caimito de Moca, especialistas en la materia, que te preparen un mofongo y te sabrá a gloria.

Con las armas sólo puedes pavonear de guapo, amenazar, herir y matar. Quien porta un arma no es tan guapo; todo lo contrario, tiene miedo. Guapos somos los que en esta jungla de estupideces humanas, andamos desarmados por las calles.

Algunos todavía creen que las armas son fabricadas para hacer cosquillas. ¡Nananina! Las armas se fabrican para matar. Por eso a los fabricantes y comerciantes de armas les conviene que haya discusiones, problemas, delincuencia, inseguridad y miedo. Así es que su negocio progresa. No les favorece que haya paz y buen entendimiento. Ellos no quieren que nadie se muera de un disparo, pero necesitan que su negocio prospere.

Hace unos años hicimos una campaña de cambio de juguetes por armas, junto a Fernando Mateo que tuvo un programa exitoso en Manhattan. Logramos que se nos entregaran algunas armas, que luego fueron desguazadas y hasta pensábamos hacer con las chatarras un monumento a la paz.

Bueno, pues yo ahora propongo que se haga un intercambio de plátanos por armas, empezando por las de los tiguerasos del barrio y las que algunos tienen agachadas desde la revolución de abril de 1965; siguiendo por las de los militares y policías retirados, las que pasan de contrabando, las que han recibido licencia de Interior y Policía, las de funcionarios y legisladores. Cerraríamos un ojo, por el momento, con las de las autoridades encargadas del orden, policías y militares, pero sólo mientras tanto, hasta que dejemos el salvajismo.

¿Es un disparate, verdad? Ni tanto; mayor disparate y estupidez es creer que llevando un arma encima estamos más seguros; y, peor aún, pensar que con las armas se va a lograr solucionar la violencia.

Todavía estás a tiempo: agárrate tu plátano y jondea el arma. Necesitamos hacer de las armas arados para cultivar los conucos; que ninguna nación levante cañones contra sus vecinos y que nadie vaya a un polígono de tiros. Wauuu, esto me huele a Isaías 2,4.