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El Episcopado ante la familia dominicana corroída

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ARTÍCULO DEL PERIODISTA  RAMÓN ANTONIO (NEGRO) VERAS

Con la mayor franqueza doy reiteradas palmadas en señal de aprobación a lo dicho por el Episcopado Dominicano en torno al deterioro de la familia dominicana.

I.- La familia estropeada moralmente, vista por el Episcopado Dominicano

1.- Una vez la sociedad humana llega a un alto grado de degradación, los sectores más estrechamente vinculados con el cuerpo social enfermo, son los llamados a expresar angustia con sentido de perturbación.

2.- Un sistema social tiene que estar muy ignominioso, haberse degradado hasta lo último, para deteriorar la base de sustentación de la familia que, como una categoría histórica, determina su vida y está formada por el régimen económico y social imperante.

3.- En nuestro país, el deterioro social ha hecho posible que se rompan los valores familiares, como son el amor, el respeto mutuo y el cuidado en la educación de los hijos, así como la enseñanza hogareña basada en principios éticos y morales.

4.- La generalidad de los curas que ligan su sacerdocio con la vida de los oprimidos dominicanos ubicados en los barrios marginados, conocen perfectamente la desgarradora vida material de sus fieles, así como su existencia espiritual acompañada de vicios.

5.- La Comisión Nacional de Familia de la Conferencia del Episcopado Dominicano, recientemente declaró que “el deterioro moral, la violencia y otros males de la República Dominicana y el mundo, son consecuencia del menosprecio de los valores tradicionales de la familia, núcleo central de toda sociedad”. [1]

6.- Los males que el Episcopado Dominicano, señala como “consecuencia del menosprecio de los valores tradicionales de la familia”, son propios de un sistema injusto, basado en la desigualdad de oportunidades, que favorece a la minoría y lesiona a la mayoría de pueblo.

II.- El sistema social dominante en el país, causante de las taras en la familia

7.- En la República Dominicana y en otro país cualquiera del globo terráqueo, donde esté vigente un régimen económico como el aquí predominante, estarán presentes lacras como corrupción, analfabetismo, insalubridad, desempleo, pobreza, mendicidad, narcotráfico y drogadicción; egoísmo, individualismo, odio y violencia, lo mismo que desprecio a los valores familiares.

8.- El abandono a los valores familiares, sigue al modelo económico dominicano, como la sombra al cuerpo. El desdén al órgano familiar es sistémico.

9.- El modelo establecido en la República Dominicana, subestima a la familia, de la misma forma que desecha la honradez, para legitimar el robo; institucionaliza la corrupción para desconsiderar la honestidad.

III.- El documento del Episcopado Dominicano, sobre la familia, digno de ser bien valorado

10.- El mensaje de los obispos del país, y su denuncia sobre la familia dominicana, hoy también víctima de la crisis del sistema que nos daña como país, debemos de analizarlos y cada quien, desde su forma de pensar, someterlo a consideración.

11.- La vida de la familia dominicana ha sido cuestionada por el Episcopado Dominicano, y esto debemos aceptarlo como positivo, porque se está debatiendo la forma cómo ve el sector más lúcido de la cúpula de la Iglesia Católica del país,  el funcionamiento del órgano familiar.

12.- Es de suponer el conocimiento directo y altamente penoso, que recogen los religiosos católicos dominicanos de la vida amarga y cargada de inmoralidades, en sectores populares, que les llevó a exponerlas en un documento como expresión de reflexión.

13.- La pieza elaborada por el Episcopado Dominicano, hay que tomarla como un gesto de pesar ante un fenómeno social nocivo que, además de motivar dolor interior, es causa de sentimiento de preocupación, tristeza e indignación, porque es algo que toca al principal grupo de personas unidas entre sí, es decir, la familia.

14.- Los padres ubicados en el Episcopado Dominicano, hablan de males en la familia dominicana, sin hacer calificaciones de buena o mal acomodada, linaje o abolengo. Lo que destaca el documento es el deterioro moral,  la violencia y otros males. Pura y simplemente, se refiere a taras sistémicas, que están entre nosotros como algo ofensivo; un insulto social, un agravio a la honra que debiera exhibir la familia dominicana.

15.- El sistema social que padecemos dominicanas y dominicanos, ha hecho posible romper la familiaridad; deteriorar la llaneza en la comunidad familiar; ha impedido familiarizarse dificultando adaptarse a la comprensión en la familia, en fin, el sistema ha traído odio, individualismo, resentimientos y todo aquello que es extraño al amor, a la armonía y el trato llano de absoluta intimidad.

Ideas finales

16.- Solamente conociendo la causa que genera un fenómeno, es posible lograr su eliminación. No basta con saber y señalar que nuestro país hay prostitución, pobreza y corrupción, si no enfrentamos lo que es un fundamento, su origen. El lazo de causalidad explica el vínculo entre el sistema y el desprecio a los valores familiares.

17.- Es posible coincidir o no con lo dicho por el Episcopado Dominicano, respecto al desprecio a valores familiares, pero hay que aplaudir y bien valorar que desde la visión ideológica de sus miembros, expone crítica al sistema que domina aquí.

18.- El pronunciamiento hecho por el Episcopado Dominicano es motivo para abrir  un espacio de discusión y aclaración respecto a la causa de la opresión material y los vicios sociales que contaminan a la sociedad dominicana entera.

19.- Con la mayor franqueza doy reiteradas palmadas en señal de aprobación a lo dicho por el Episcopado Dominicano, en torno al deterioro de la familia dominicana y el señalamiento de algunos de los vicios que la corroen.

20.-  El daño a la familia en nuestro país es causado por el mismo sistema que ha sembrado odio,  rencores, enconos y aborrecimientos, a la vez que ha eliminado el amor a los demás, el afecto mutuo y cariño puro.

21.- En la medida que un órgano como el Episcopado Dominicano, de gran influencia en el medio social, declara sobre las lacras de la sociedad, en esa misma línea se va sembrando conciencia en las masas populares.