Sáb. Sep 7th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

AMAR A DIOS, Y EN DIOS: AMARME Y AMAR A LOS DEMÁS.

3 min read

EVANGELIO DE HOY: 19/8/22 (Mt 22,34-40).

El pasaje de este día nos presenta la unión puntual entre fariseos y saduceos para probar a Jesús. Entre ellos, un experto en la Torá le pregunta: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?” Jesús le responde haciendo una síntesis de todos los mandamientos existentes desde antiguo. Hace una fórmula de dos en uno.

La novedad de la respuesta de Jesús consiste en la integración de dos mandamientos, antes tenidos por separados o con cierta desvinculación. La respuesta de Jesús nos alcanza y nos da luces para madurar nuestra fe desde la unión con Dios y la relación con los hermanos y hermanas. Estos mandamientos son, el primero: “Amar al Señor, tu Dios… El segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.  
 
Observemos que Jesús parte del amor. El amor es el bálsamo que viene a suavizar las leyes y los deberes. Cuando se ama todo fluye y nada pesa. El amor apunta hacia la libertad y la confianza. La respuesta del Señor es coherente con la nueva imagen que nos trae sobre Dios, Dios es Padre.

Tenemos un Padre que nos ama y al que hemos de corresponder con amor. No un amor parcial, calculado, interesado, sino total. No podemos amar a Dios de la misma manera en que nos ama, pues somos limitados, pero Jesús sólo nos pide que con todo lo que somos, integrando corazón, alma y ser, le amemos. El amor hacia Él sólo puede ser un reflejo del mismo amor que nos hace experimentar.
 
Observemos que el Señor dice “el segundo es semejante”: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Nos introduce en el bien amarnos a nosotros mismos. El amor a uno mismo, cuando nace de Dios es sano. Cuando uno se mira descubre a Dios, y cuando mira a los demás contempla sus huellas. Amar al prójimo es también conducirlo a que ame a Dios y ame lo que Dios ama.

No nos hemos inventado el amor, lo hemos recibido. Él es Dios creador, nosotros somos creaturas. Dios es la esencia, nosotros, su imagen y semejanza. Jesús nos instruye para amar a Dios por lo que Él es; y a nosotros, y al prójimo, porque somos de Dios. En el pensamiento de Santa Teresa: cuando no se puede amar al otro por empatía, hay que amarlo porque Dios lo ama.   
 
Hacemos oración con la advertencia que nos hace la primera carta de Juan 4,20: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y a la vez odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve”.
 
1. ¿Qué mandamiento me está dirigiendo la vida?
2. ¿Estoy amando a Dios con todo lo que soy y poseo?
3. ¿De qué manera me estoy amando a mí mismo?
4. ¿Cómo concretizar el amor de Dios en los hermanos y hermanas?