APRENDIENDO A SER LIBRES CON JESÚS.

EVANGELIO DE HOY: 3/9/22 (Lc 6,1-5).

El evangelio de hoy nos muestra que Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas para comer, siendo sábado, lo que fue escandaloso para los fariseos; cuestionaron al Señor. La escena, que destaca un contraste entre la ley y la necesidad humana, se presta para ejercitarnos en el arte cristiano de la libertad.

En la escuela de Jesús, ya se observa que los discípulos habían comprendido el sentido de la libertad. Jesús era libre, ¿por qué? Porque buscaba solamente agradar al Padre y hacer su voluntad. Esto hacía que su criterio de discernimiento estuviera por encima de cualquier grupo humano, por más influyente que fuese. Toda la vida de Jesús, su evangelio, nos entrenan para este fin.

Los discípulos nos enseñan en qué consiste la libertad de los hijos e hijas de Dios. ¿Por qué fueron libres? Porque caminaron con Jesús, en Jesús y para Jesús. Quien anda con el Señor aprende a glorificar al Padre en todas sus acciones, y aprende a hacer bien, tanto a sí mismo como a los demás.

Los discípulos, conscientes de “miradas acusadoras”, no se dejaron intimidar. Por otro lado, Jesús sacó responsablemente la cara por ellos ante los fariseos. Se hizo responsable de la formación integral que les había dado. Qué bueno es sentir que Jesús nos defiende cuando hacemos las cosas bien hechas, no por caprichos personales, sino por criterios de amor y humanidad.

En la primera lectura de hoy, san Pablo nos muestra un hermoso ejemplo de libertad cristiana, cuando dice: “Nos insultan y les deseamos bendiciones; nos calumnian, y respondemos con buenos modos”. Desde la libertad en Cristo Jesús nos hacemos libres para amar, y el amor dirige nuestros pasos. No son los acusadores quienes han de determinar la acción cristiana. Los fundamentos los pone el Señor.   

Meditemos estas frases del Salmo 144, y hagamos oración con ellas: “El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones/. Satisface los deseos de sus fieles, escucha sus gritos, y los salva/. El Señor guarda a los que lo aman”.

1. ¿En cuáles criterios me apoyo para mi proceder cotidiano?
2. ¿Cómo comprendo la libertad, cómo la vivo?
3. ¿Soy una persona libre en Cristo Jesús? ¿Estoy caminando con Él?