Vie. Abr 26th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

LIBERADOS PARA HACER EL BIEN Y PENSAR BIEN.

3 min read

EVANGELIO DE HOY: 18/1/23 (Mc 3,1-6).

Jesús estaba en la sinagoga y allí encontró un hombre con parálisis en un brazo; la imagen nos hace pensar en la dificultad que éste tenía para desempeñarse en la vida y trabajar. También hay ocasiones donde la gente puede mover “el brazo”, pero no para hacer el bien. Cuando esto ocurre también se está ante un caso de parálisis. En el relato, no sólo se presenta el caso de la parálisis del brazo; también se refleja la parálisis mental.
 
La parálisis mental se vislumbra en esas personas que sólo creen en aquello que ellos han vivido y han asumido como única verdad de vida. No tienen flexibilidad para otras posibilidades. Conforme a su manera de ver quieren que sus circunstancias funcionen. De la misma manera en que el hombre no podía extender el brazo, éstos no podían extender su pensamiento y acoger la novedad de Jesús.
 
Nosotros también nos paralizamos mentalmente cuando no nos abrimos a la gracia. Cuando no nos damos permiso para hacer el bien pudiendo hacerlo. Cuando dejamos morir válidas iniciativas, buenos proyectos a favor de la vida. Una mente paralizada queda estancada en el tiempo. No camina. No avanza. No se renueva. Con todo, ante Jesús no hay casos perdidos.
 
El Señor nos invita a cada uno de nosotros a salir de nuestros rincones físicos y mentales. Nos pone en medio, y nos dice: “extiende el brazo”, “extiende las obras de caridad”, “haz el bien en todo momento”… A su vez, nos comunica: “extiende tu pensamiento”, “alcanza mi misericordia”, “toca mi compasión”… “no uses la mente para buscar cómo cerrar el paso a otra persona, sino para meditar cómo restablecerla e integrarla”.
 
El pasaje de este día nos anima a no dejar morir a nadie. Uno puede dejar morir de muchas maneras: ignorando, justificando, desentendiéndose, quedándose en los márgenes de la realidad… Contrariamente, podemos aprender de Jesús. Sería tan bonito ir por la vida a la manera del Señor, diciéndole a los otros, con palabras y con actitudes: “levántate”, “ven para el medio”.
 
Señor: yo también quisiera extender mi mirada y mi pensamiento. No quiero mirar para acusar, para buscar minucias y criticar. No quiero pensar mal de los otros. Deseo mirar como tú. Dame tus ojos misericordiosos. Que no sea indiferente a las diversas formas de parálisis que me rodean. Libérame de mis pequeñas lagunas mentales. Que la rigidez mental no me gobierne. Necesito abrirme a lo nuevo, y contigo hacer el bien más allá de lo establecido.

1. ¿Creo que estoy liberado integralmente o necesito que el Señor me rescate de alguna esclavitud?
 2. ¿Mis brazos están extendidos para hacer el bien?
 3. ¿Mi mente está abierta a las enseñanzas de Jesús?
 4. ¿Voy por la vida apoyando lo bueno o dejando morir?
 5.
¿Cuál es mi tendencia: pensar bien o pensar mal de los demás?