El modelo
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“Regresa a mí” es el título de una película, protagonizada por Julia Robert, que cuenta la lucha tenaz de una madre para que su hijo adicto pase, tan solo, 24 horas sin drogarse. Aunque logra transmitir un mensaje impactante, sobre lo devastador que resulta para los jóvenes y sus familias el uso de estupefacientes, no todo lo que nos dice este filme, a mi parecer, es positivo.
¿Inocente?
Hay un momento en que el muchacho, en proceso de desintoxicación, se responsabiliza por la muerte de una amiga suya. La madre trata de convencerlo de su inocencia, frente a este hecho, pese a que él inició a la chica en el consumo y le vendía las drogas. El alegato de ella es que, en ese momento, él creía que le ofrecía a su amiga algo bueno. A mí, la verdad, no me parece.
Desde un lodazal
Basta mirar la película para entender que, apenas iniciamos el camino de las adicciones, se vislumbra todo el dolor y la degradación humana y moral que conlleva para quienes se pierden en él. ¡Claro!, devolverse no es fácil, algunos nunca lo logran, porque amerita una lucha tan titánica como la que narra esta historia, no de un día, sino de cada minuto de la existencia. De modo que cuando un adicto insta a una persona, que no lo es, a consumir, sabe que lo está empujando por una barranca de la cual le resultará muy difícil escaparse. Es arrastrar contigo, desde un lodazal, a alguien que va cruzando vestido de blanco.
Una muerte horrible
Otro aspecto de la película, que quiero comentar, es cómo la madre disculpa a su hijo, pero actúa con increíble severidad y crueldad frente al médico a quien ella responsabiliza por la adicción del muchacho. Cuando encuentra, por casualidad, a este anciano, con signos de demencia, aprovecha un momento, en que la esposa de él lo deja a su cuidado, para reprocharle por haberle recetado a su hijo un medicamento adictivo. Al despedirse, le desea una muerte horrible, pese a que se trata de un hombre indefenso que la mira asustado y confuso.
Ejemplo por 2 mil años
Reflexionar sobre esta película me remitió a otra madre muy distinta y distante, pero madre, al fin. Pensé en el silencio de la Virgen María, ante los que crucificaron a su hijo injustamente. No quedó registrada una sola injuria contra los responsables de ese crimen. La madre de la película, desesperada, valiente y capaz de amar más allá del sentido común, parece el modelo, pero, he llegado a la conclusión, de que no lo es. El modelo es María. La madre que ama, lucha, apoya y no se rinde, ni después de la muerte de su hijo, pero, contra toda lógica humana, perdona y, con ello, también, nos ha enseñado a perdonar, durante más de dos mil años ya.