Hasta que se acaba
2 min readSuelo evaluar mis acciones del día anterior y me asombra cómo mis faltas, salvo ligeras variaciones, son casi siempre las mismas. Me recuerda a los vehículos que tienen una falla y los reparas, funcionan bien por un tiempo, pero vuelve el problema, otra vez. Así soy. Así somos. A los autos puedes descartarlos y comprar otro, pero la carrocería con la que llegamos aquí es la que nos toca, sin cambios. ¿Qué hacer, entonces? ¿Bajar los brazos y decir que yo no sirvo para nada porque todos los días tropiezo y sufro nuevas derrotas?
Luchar
Lo que Dios espera de nosotros es que mantengamos nuestro propósito de enmienda. Eso pienso. Que luchemos contra nuestras debilidades, todos los días, y lo sigamos a Él. Que no apartemos la vista de Su rostro pese a encontrarnos en medio de una nueva caída. El único camino sensato es tomar nuestra cruz, no importa su tamaño, su peso o sus clavos, y seguirlo.
Ser consecuentes
Siento que Dios quiere que seamos consecuentes con el camino que hayamos elegido. Y que, con humildad, reconozcamos la dimensión de nuestro pecado. Que no lo minimicemos. Que no nos digamos que pecar de pensamiento no es tan malo como hacerlo de hecho, al fin, pecado es pecado.
Pedir ayuda
Que acudamos a Él para suplicarle que nos ayude a vencer esa tendencia al chisme, a la glotonería, a mirar lo que nos está prohibido, a mentir, a envidiar, a guardar rencor, a descuidar nuestras obligaciones, a no entregarnos para servirle como Él espera. Sin olvidar que, si nuestra alma no está en paz, podemos construirle al Señor una catedral y no nos salvaremos.
Tentación
Y que mientras mayor es la obra que hagamos para Dios, más grande es la tentación que enfrentaremos. Porque nuestra caída arrastrará a muchos otros, y eso para el enemigo, satanás, es un premio que persigue sin cejar. Hasta que, al ver nuestro arrepentimiento sincero, Dios acuda en nuestro auxilio y nos ayude a vencerlo. Entonces, el mal buscará otras vías para hacernos caer. Así que debemos estar atentos porque este combate no se acaba, hasta que se acaba.
Artículo publicado también en mi columna del Listín Diario