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EL QUE «SUBIÓ» SUPONE QUE HABÍA BAJADO… Y EL QUE BAJÓ ES EL MISMO QUE SUBIÓ.

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LECTURAS DE HOY: 16/5/21 (Hch 1,1-11; Sal 46; Ef 4,1-13; Mc 16,15-20).

Hoy, día de la Ascensión del Señor, pudiera acogerse, como punto de partida, la enseñanza de Pablo. Llama la atención la referencia que hace al abajamiento de Cristo, que es su desapropiación absoluta, su anonadamiento, para acoger enteramente la voluntad de Dios, hasta la cruz.

Pablo habla de tal abajamiento desde la cárcel, donde testimonia sus palabras, y desde donde llama a la humildad y las consecuentes virtudes necesarias para llevar el evangelio, desde la unidad y la paz, en un solo cuerpo y un solo Espíritu.

Cristo nos está enseñando el camino de subir al cielo: se sube bajando… un abajamiento integral, desde la mirada, como fueron advertidos los galileos deleitados: «¿Qué hacen ahí plantados mirando al cielo?». También hay que bajar el corazón….

El llamado es «crecer para abajo», y a su hora, y a su momento, el Señor nos subirá, con Él, para arriba.

Mientras esto pasa, nos ha dejado la tarea de ir por el mundo entero a proclamar el Evangelio. No se siembra el Evangelio en las alturas, en la comodidad. El Señor no quiere gente estática, sino itinerante. No desea gente preocupada por «subir», sino afanada por construir su Reino, abajo, con los más pobres y los más necesitados de salvación; todo lo demás vendrá por añadidura. Al camino de subir le antecede el camino de bajar.

La festividad de hoy nos alimenta la fe, la esperanza y la confianza. El Señor ha vencido. Ha subido, no a cualquier lugar, sino al Padre, con la felicidad manada de la fidelidad. Ahora, desde ese lugar privilegiado, nos alcanza a todos, en una nueva dimensión, no limitada ni por espacios, ni por tiempos ni nada…

Entre el cielo y la tierra su Palabra y su Espíritu es fuerza evangelizadora; puente santificante…

Señor, hoy es urgente aprender a abajarnos. Danos luz y sabiduría para identificar a dónde nos hemos encaramado solos, y danos la gracia de tu santa humildad. No queremos estar plantados, ni parquedos sin objetividad… deseamos vivir: ♡…como pide la vocación a la que hemos sido convocados♡

… Y que, conforme a tu santa voluntad, podamos gozar de la dicha perfecta de estar contigo en tu Reino.
En este sentido, el salmista nos enseña: a tocar para Dios y no para nosotros mismos.

  • ☆ ¿Dónde tengo la mirada?
  • ☆En este momento de mi vida ¿estoy bajando o subiendo?
  • ☆¿Mi vida refleja la dignidad de la vocación a la que he sido llamado?
  • ☆¿Cómo madura mi unidad con Cristo en esta nueva dimensión de su presencia?