AMANECIÓ EL ESPÍRITU SANTO
2 min readLECTURAS DE HOY: 23/5/21 (Hch 2,1-11; Sal 103; Jn 20,10-23)
Las lecturas de hoy nos permiten responder a muchas de las preguntas que nos hacemos acerca del Espíritu Santo:
¿QUIÉN ES EL ESPÍRITU SANTO?
Es una persona; la tercera de la Santísima Trinidad. Ha nacido de la intimidad entre el Padre y el Hijo, por la fusión del amor. Consolida lo que es Dios mismo: Amor, Vida, Comunión y Creatividad.
¿POR QUÉ ACTÚA?
Desde siempre “aleteaba sobre las aguas”, habló por los profetas, hizo posible la encarnación y la Iglesia. No se podría decir ni siquiera “Señor Jesús”, a no ser por la acción del Espíritu.
¿DÓNDE?
Donde están todos reunidos, como el día de Pentecostés, haciendo referencia al seno trinitario.
¿CÓMO?
Por medio de diversidad de “lenguas de fuego” y entendimiento de las mismas. Así es en la trinidad: fuego único de amor del Espíritu y diversidad. Lo contrario a lo sucedido en la torre de Babel, donde la diversidad fue confusión y no entendimiento, porque estaba rota la comunión. Se expresa en diversidad de dones y carismas.
¿PARA QUÉ?
Para reunir a las personas en una misma comunión, y para proclamar las maravillas de Dios; todos desde una misma unción y en su propia cultura nativa. La comunión y la misión llevan al asombro de Dios, consolidan el bien común, y edifican la Iglesia como un único cuerpo.
¿CÓMO DISCERNIR EL BUEN ESPÍRITU?
El Espíritu unifica a toda la persona (cabeza, corazón y manos actuando al unísono) y unifica a todas las personas en comunidad (diversidad en la unidad). Hace de la humanidad una sola familia (FT): todos hermanos, y todos hermanos universales.
¿CÓMO OBEDECERLO?
Recibiendo el bautismo en un solo Espíritu, bebiendo/embriagándonos de Él y de sus dones, formando y actuando como un solo cuerpo.
¿POR QUÉ LO NECESITAMOS?
Según la DV 5, el Espíritu dona auxilios internos a la persona: mueve el corazón; abre los ojos de la mente; da suavidad para aceptar y creer la verdad, y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda; perfecciona la fe.
Conforme al evangelio de hoy, sin el Espíritu vivimos en la noche, con las puertas cerradas, sin entendimiento y llenos de temor. El Espíritu nos trae la paz. Da alegría y nos muestra al Señor. Hace patente su presencia resucitada para que seamos sus manos y su corazón “abiertos”.