Vie. Jul 26th, 2024

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VIVIR EN CRISTO COMO RESUCITADOS Y RESUCITADAS

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EVANGELIO DE HOY: 2/6/21 (Mc 12,18-27)

En el evangelio de hoy, los saduceos, con intención torcida, plantean a Jesús una problemática, referente a siete hermanos: uno de ellos de casó con una mujer y, al morir sin hijos, el siguiente asumió a la señora. Se fueron muriendo todos sin descendencia. También ella murió. La pregunta que le hacen: “Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será la mujer?”

Punto de partida: la palabra resurrección, del griego “anastasis”, tiene el sentido de “levantarse”, “ponerse de pie”. La resurrección de Cristo es “vuelta de Jesús a la vida corporal por su propio poder…” (Cf. CIC: 638). La resurrección de los muertos: “vuelta de los justos a la vida corporal en el último día para vivir por siempre con Cristo resucitado” (Cf. CIC: 988).

Dos veces repitió Jesús a los saduceos: “están equivocados; muy equivocados”. El equívoco consiste en interpretar la vida futura a criterios humanos, con los cálculos e imaginario de esta actual existencia y tendencia. Jesús les desprograma, les “reconfigura” los argumentos. Les interpela para dar el salto de lo “aprendido”, a la novedad del cielo.

En esta vida, las excesivas preocupaciones, la desconfianza, las inseguridades, impiden experimentar la gloria que se da gratuitamente; también empobrecen el servicio a los hermanos, la solidaridad. Los fantasmas inventados distraen. Los pensamientos como mariposas, no dejan contemplar. El deseo de orden y control, impiden alabar con dignidad. En la resurrección final, cuando veamos claramente, no nos ahogará un vaso de agua. Con Cristo, ningún agobio impedirá experimentar y contemplar la gloria prometida. Compartir la vida con Cristo Resucitado es vivir un modo existencial afín al de Dios. Por eso, Jesús dice: “Serán como ángeles del cielo”.

La Virgen María, resucitada en cuerpo y alma, nos abre el camino que nos espera. Y, ambos, Jesús y Ella, nos invitan a vivir desde ahora, como resucitados y resucitadas. La Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, al fundamentar y explicar lo que Jesús nos Revela, al mismo tiempo, nos introducen en los criterios para vivir aquí y ahora afín al modo de Dios, el que siguen los ángeles. Esa nueva forma de vivir comienza cuando el Espíritu nos hace consciente de que “hay que ponerse de pie”, “levantarse” de todas mediocridades que atrapan y paralizan, para caminar, desde ahora, como Cristo Resucitado y resucitados con Él.

Señor: ¡danos la gracia de vivir como ángeles en la tierra!

  • ¿Cuáles son mis preocupaciones, temores?
  • ¿Cómo la luz de Cristo Resucitado ilumina mis tinieblas?
  • ¿Cómo experimento ser, en Cristo, persona resucitada?
  • ¿Cómo “sembrar” resurrección en los rincones muertos de la sociedad?