Somos “la sal” y somos “la luz”
2 min readLECTURAS DE HOY: 8/6/21 (2Cor 1,18-22; Sal 118; Mt 5,13-16)
El evangelio de hoy nos habla de la identidad cristiana. Somos “la sal” y somos “la luz”. Ambos sustantivos poseen un artículo definido que les identifica: “la”. Cuando Jesús habla, tanto Él como sus discípulos saben de qué “sal” y de qué “luz” se trata.
USTEDES SON LA SAL
– “Ustedes”, se refiere a la comunidad cristiana.
– “Son la sal”; no dice “tienen sal”.
– “La sal” que tiene su origen en Cristo: el sabor de Cristo.
– “Sal”, del griego “halas” supone la función de “salar” en su punto.
– La imagen describe la tarea de ser, en el mundo, testigo de Cristo: firme, consistente y convincente.
– Ser cristianos de fe vigorosa, despierta, decidida, honesta, comprometida, no vacilante. Es lo que Santa Teresa de Jesús llama “ser amigos fuertes de Dios”.
– Si la sal se vuelve insípida, ¿quién sala la sal? Es aquí que llega el “descarte”, la “inutilidad”, y la decisión de tirarla fuera para ser pisoteada. Jesús no bromea cuando habla del destino final de la sal sosa.
USTEDES SON LA LUZ
– De igual manera, “luz”, del griego “phos”, también significa “resplandor”, “fuego”, “santidad”, “lámpara”.
– El cristiano, la cristiana son resplandor de Cristo en medio del mundo.
– Según el nivel de unión con el Fuego de Cristo, será el resplandor que se esparza.
– No se dice que “ustedes son brillo”, sino que son “luz”.
– El brillo busca “brillar”; la luz busca “iluminar”.
– Cuando se eleva la luz, no es el cristiano que “se eleva”, “se sube”, “se encarama”, sino que son las obras, en nombre de Cristo Jesús.
– Mientras las obras iluminan, los cristianos quedan debajo, tipo cojín, desapareciendo para que la luz resplandezca sin obstrucción.
Señor, como el salmista queremos decir: “que ninguna maldad nos domine”. Deseamos ser tu sal y tu luz. No queremos optar por la tibieza. De esta manera, como nos aconseja Pablo: deseamos que toda nuestra vida se convierta en un SÍ perpetuo a Cristo. Un SÍ no vacilante. Tú no eres un Señor que merezca un Sí adornado como frecuentes “no” con sus respectivas justificaciones.
- ¿Cómo soy sal?
- ¿Cómo soy luz?
- ¿Cómo está mi SÍ?