Mié. Abr 17th, 2024

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“NO TEMAS; BASTA QUE TENGAS FE.”

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En el Evangelio de hoy XIII domingo del tiempo ordinario, Jesús realiza 2 grandes milagros. Uno a la hija de un jefe de la sinagoga, y el otro de una mujer que desde ya 12 años sufría de hemorragias que no se curaran nunca a pesar de haber ido a varios médicos. Esta mujer simplemente se acercó a Jesús y le toco el manto, pensando que con solo tocarlo se curaría. El se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: “¿Quién me ha tocado?” Los discípulos le contestaron: “Ves cómo te apretuja la gente y preguntas “¿Quién me ha tocado”? La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. El le dijo: “Hija tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.” Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: “Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar mas al Maestro?” Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

“No temas; basta que tengas fe”. No permitió que lo acompañara nadie más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga, y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:

“¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta, está dormida”.

Se reían de El. Pero El los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y dijo: “Talitha qumi” (que significa “Contigo hablo, niña levántate”)

La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar, tenía 12 años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.”

“Este domingo, el evangelista Marcos nos presenta el relato de dos curaciones milagrosas que Jesús realiza en favor de dos mujeres: la hija de Jairo, jefe de la sinagoga, y de la mujer que sufría de hemorragias. Son dos episodios en los que hay dos niveles de lectura; el puramente físico; Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el cuerpo; y el espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la salvación y pide fe en él.”

Para nosotros estos dos relatos de curación son una invitación a superar una visión puramente horizontal y materialista de la vida. A Dios le pedimos muchas curaciones de problemas, de necesidades concretas, y está bien hacerlo, pero lo que debemos pedir con insistencia es una fe cada vez más sólida, para que el Señor renueve nuestra vida, y una firme confianza en su amor, en su providencia que no nos abandona.

Vamos a pedir a la Santísima Virgen que acompañe nuestro camino de fe y nuestro compromiso de amor concreto especialmente por los más necesitados, y los que viven un sufrimiento en el cuerpo o en el espíritu. Amén