Hasta yo lo sé
2 min readSí, oye
No sé cómo Dios está en todas partes, y esto incluye dentro de cada individuo, para escucharme, al mismo tiempo, a mí, que estoy en mi habitación, que, a usted, que está en la suya. Pero, así como sabemos que hablamos con alguien, cuando esa persona contesta a nuestras preguntas, yo también sé que Dios me oye, porque me responde siempre. A mí y a todo aquel que no solo está dispuesto a hablarle, sino a escucharlo.
La incógnita
¿Cómo lo hace? Eso quisiera saber yo. Igual que pagaría por enterarme cómo logró que todos los seres humanos tengamos fecha de caducidad, prácticamente, al mismo tiempo. Todos nos ponemos viejos, menos Chayanne. En serio, que estamos hablando de Dios, suerte que Él tiene tan buen sentido del humor, a lo que me refiero es que, sin importar las clases sociales o la raza, nadie detiene el paso del tiempo.
El mismo cielo
Igual, me resulta increíble ver el cielo, y saber que no ha tenido que ser cambiado, como los techos o las alfombras, para colocar otro, por desgaste, después de muchos años de uso. Que sea el mismo cielo, bajo el cual caminó Jesús hace más de 2 mil años, pero nuevo, radiante, cada mañana, como recién estrenado. Eso, ¿cómo lo hace Dios? Repito, no lo sé.
A unos sí, y a otros no
Tampoco sé, después de mucho pensarlo, cómo es que Él pudo crear el mundo y cuál fue su punto de partida. No sabemos tantas cosas, somos tan pequeños, tan ignorantes y, mientras más sabemos, a veces, más ignorantes nos volvemos sobre asuntos esenciales. Pienso en la que llamaban “la mente más brillante del Siglo Veinte”, Stephen Hawkings, quien afirmaba que Dios no existe. Y, como él, muchos otros genios cuestionan Su existencia. Y yo me pregunto, ¿Cuál será el motivo que tiene Dios para mostrarse a unos sí y a otros no? Porque Él existe, eso, hasta yo, que desconozco tantas cosas, lo sé.