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COMO A NATANAEL: JESÚS NOS MIRA DEBAJO DE NUESTRAS “HIGUERAS”

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EVANGELIO DE HOY: 24/8/21 (Jn 1,45-51).


Hoy día celebramos a san Bartolomé, apóstol. La tradición lo ha vinculado a la figura de Natanael; aunque no aparezca como tal en el listado de los Doce. En cada uno de los tres principales personajes de la lectura, en orden de aparición: Felipe, Natanael y Jesús, se destacan valiosas características que nos motivan a meditar.

FELIPE:

– Luego de Felipe haberse encontrado con Jesús, no se reserva esa experiencia para él, quiere compartirla.

– Encuentra a Natanael e, inmediatamente, le comparte la noticia: “Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado”.

– Como buen judío, Felipe conoce la tradición, las Escrituras; y lo más decisivo es la gracia que recibe de interpretarlas a la luz de la fe, identificando la llegada del Mesías en la persona de Jesús.

– Se destaca en Felipe, la sencillez. Reconoce sin dificultad que el Mesías es el hijo de José, el carpintero, de Nazaret; el pequeño poblado.

– Ante la respuesta de Natanael: -“¿De Nazaret puede salir algo bueno?”, Felipe no se altera, no argumenta, no discute; basta la experiencia para evidenciar la verdad, y a eso lo invita.

– Felipe realza dos verbos importantes: “ven y verás”; para el encuentro con Jesús hay que moverse, caminar; “ven” indica acción, voluntad, decisión, determinación. “Verás”, recuerda que quien se dispone a ir, se lleva la sorpresa de que ya Jesús lo estaba aguardando primero.

NATANAEL:

– Si el lugar procedente de Jesús es la pequeña Nazaret; el lugar de Natanael es Caná. Caná es, en el ambiente del Nuevo Testamento, una ciudad de Galilea, escenario de bodas, fiestas y banquetes, cultura… No por casualidad Natanael se extraña de que algo bueno pueda salir de un pueblito como Nazaret.

– A pesar de la cierta ironía de Natanael; ya Felipe sabía que le apasionaban las cosas de Dios, por eso le cuenta, y por eso él se decide a caminar.

– Da la impresión de ser Natanael un hombre habilidoso de pensamiento; no se convence tan fácilmente. Por eso, ante la expresión de Jesús: “Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”; él reacciona: – “¿De qué me conoces?” Permanece un poco terco. Sólo se ablanda cuando Jesús le declara haberlo visto debajo de la higuera.

– Interesa recordar que a la sombra de la higuera, en ocasiones, se situaban los israelitas para leer, reflexionar y meditar las Escrituras.

– Esa sinceridad de Natanael conquistó la mirada de Jesús.

JESÚS:

Jesús mira en Natanael más allá de la apariencia.

– No se intimida ni se crea prejuicio por las expresiones ligeras de Natanael.

– Jesús apunta hacia lo profundo, hacia lo hondo de la persona: la verdad de su corazón, su verdad.

– Jesús se deja encontrar. Nos mira antes de que nosotros le miremos.

– Jesús se alegra por lo bueno que puede salir de nuestras vidas; algunas veces dormido, silenciado. Él despierta el don que llevamos dentro.

– Jesús proyecta a Felipe para nuevas dimensiones para él inimaginables.

– Él provoca pasión, dinamismo. Sus palabras son convencidas y convincentes.

– Jesús cuenta con cada uno de nosotros para que le invitemos a los demás a encontrarse con Él.

Señor: en esta mañana queremos agradecerte el que te hayas fijado en nosotros debajo de nuestras higueras, de nuestros quehaceres cotidianos. Gracias porque relativizas nuestras espontaneidades, y nos hace no sólo encontrarnos contigo, sino con la verdad que llevamos dentro. Ayúdanos, como a Natanael, a pensar más allá de nuestro imaginario y pensamiento. Te hemos reconocido como Hijo de Dios, pero aún nos hace falta aterrizar en coherencia de vida esta profesión de fe. De Felipe hemos aprendido a darte a conocer a los demás. Tu santidad contagia, Señor; que no se estanque en nosotros como punto de llegada, sino que sea siempre, un punto de partida.

1. En este momento de mi vida ¿con cuáles de los personajes me identifico? ¿Con Felipe? ¿Con Natanael? ¿Con Jesús? Medito y considero la respuesta.

San Bartolomé: ruega por nosotros.