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TIEMPO PARA DAR GRACIAS

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LECTURAS DE HOY: 05/10/21
(Dt 8,7-18; Sal 1Cor 29,10-12; 2Cor 5,17-21; Mt 7,7-11)

Las lecturas de hoy recuerdan que la vida entera es ocasión y tiempo de agradecer; existen, a su vez, tiempos privilegiados para hacerlo. Sólo agradece quien tiene memoria de lo que Dios ha hecho en su vida y en la historia. Hay una tradición bíblica empeñada en que el Pueblo mantenga el recuerdo del paso de Dios rescatando de la esclavitud, providenciando lo necesario, haciendo salir del fango para restaurar en dignidad.

Recuerda la primera lectura “no te olvides del Señor, tu Dios”. Advierte la tentación de pensar que por las propias fuerzas o el propio esfuerzo se han obtenido las “cosechas de la vida”. El recuerdo de “donde me sacaron”, favorece las virtudes de la compasión, la humildad, la solidaridad. Es de almas muy finas, espiritualmente hablando, la actitud de agradecer. Dios espera que el ser humano sea agradecido, no por obligación, sino por gratitud.

El evangelio nos motiva a “pedir”, “buscar”, “llamar”; bienaventurada la persona que recibiendo, encontrando, entrando, pueda decir “gracias Señor”. Al mismo tiempo, así como se agradece al Señor, ha de agradecerse a los hermanos y hermanas. Dios se hace presente mediante la comunidad, la familia, los amigos.

Es diferente cuando se vive el día a día desde un corazón reconciliado, satisfecho por haber identificado las huellas de Dios en las pequeñas cosas, y hasta en las dificultades; el rostro cambia. Cuando se refunfuña mucho se escapa la oportunidad para gratificar interna y públicamente todo el bien recibido. Llama la atención, de hecho, las veces en que Jesús insiste en que seamos agradecidos. En este sentido, la Eucaristía significa “acción de gracias”. No se entiende nuestra fe, ni podría vivirse a plenitud, sin esta virtud santificante.

Señor: en esta mañana te pedimos perdón por las veces que hemos tenido “boca para pedir”, “pies para buscar”, “manos para tocar y llamar”; y nos hemos distraído en regresar para agradecer. Pedimos perdón también a los hermanos y a las hermanas, cuando nos ha pesado la voluntad para mirarles a los ojos, con toda sinceridad del alma, y agradecerles.

Nosotros, Señor, no queremos ser ingratos. Alguien dijo: “Dar gracias es un deber que todos debemos realizar; no un derecho que debemos exigir”. Es una expresión que evangeliza y nos purga. Ayúdanos a desapegarnos de que los otros nos agradezcan lo que hacemos por ello. Esa dependencia amarga la vida y la frustra. Danos siempre, buen Jesús, un corazón grato y libre.

  1. ¿Soy una persona agradecida?
  2. ¿Mantengo la memoria de lo que Dios y las demás personas han hecho conmigo?
  3. ¿Me enojo si no me agradecen? ¿Qué enseñanza me deja la meditación de hoy?