Vie. Abr 26th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

GENEROSIDAD

2 min read

«Era una ciudad de plástico, de esas que no quiero ver
De edificios cancerosos y un corazón de oropel
Donde en vez de un sol amanece un dólar
Donde nadie ríe, donde nadie llora
Con gente de rostros de Polyester
Que escuchan sin oir y miran sin ver
Gente que vendió por comodidad
Su razón de ser y su libertad». 
(Plástico. Canción de Rubén Blades) 

La apariencia, vanidad y superficialidad a las que diariamente nos vemos expuestos, nos hacen creer que somos autosuficientes, que nos bastamos a nosotros mismos, pero en realidad nos hacen avaros, egoístas y llenos de sí. 

El desapego es un ejercicio que diariamente estamos llamados a aprender, pues constantemente lo accesorio se nos pega a nuestras manos y aún más, a nuestro corazón. Es necesario compartir, dar, ser generosos. Vivir en clave de fe, esperanza y caridad, confiando en quien es capaz de centuplicar lo mucho o poco que salga de nuestras manos y de nuestro corazón. 

Hoy, Jesús no mira cuanto se ofrece sino cómo se ofrece. La narración de esa  anciana anónima (Mc 12,38-44) que deposita con unas monedas su vida, al igual que aquella viuda de Sarepta (1 Reyes 17, 10-16) que acogiendo al hombre de Dios, Elías, es generosa dándole lo poco que tiene y experimentando a su vez, recíprocamente la generosidad divina, se transforman en ejemplos de como vivir en desapego y confianza. 

La disponibilidad y apertura para entender el valor de lo terreno y su dimensión comunitaria y divina sólo se vive desde la certeza de amor que podamos tener en quién ilumina nuestra realidad existencial. Existen personas tacañas hasta para amar, para dar besos o abrazos y ahora con la pandemia mucho más. Sólo quién vive del don de sí mismo sabe descubrir la gloria de Dios. 

No sé qué tan generoso seas, pero hoy se nos invita a serlo, dejando de creer que las cosas que tenemos son tesoros que al final no podremos llevarnos más allá de la muerte.  La experiencia de dar es una experiencia de fe, de retribuir y ser agradecidos por lo que Dios nos da. Sé libre y mira a Aquel que se dio totalmente por cada uno de nosotros, amándonos incondicionalmente y enriquecernos con tantos dones. Amén.
P. Carlos Abreu