Vie. Abr 26th, 2024

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“Protégeme, Dios mío, que me refugio en Ti”

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“El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.  Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.” (Salmo 15)

“Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.” (Carta a los Hebreos)

En el Evangelio de hoy, tomado de San Marcos, Jesús dijo a sus discípulos: “En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.

Aprendan de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducen que el verano está cerca; pues cuando vean Uds. suceder esto, sepan que El está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo esto se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el hijo, sino el Padre”.

“En el discurso escatológico Jesús ve el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento: “El Hijo del hombre…. reunirá de los cuatro vientos a los elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.” El autor de la Carta a los Hebreos contempla a Cristo sentado a la derecha de Dios, esperando hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Para el evangelista Marcos, la destrucción de Jerusalén y del templo sirve de símbolo de los tiempos finales del mundo y de la historia. Igualmente, la imagen de la higuera desde que florece en primavera hasta que maduran los higos sirve para señalar el tiempo intermedio entre la historia concreta de su época y el final de la historia. Hay pues una relación entre el tiempo y la eternidad, entre el fin de una época y el fin de la historia, entre el fin de la vida y el fin del tiempo.” (tomado de Rayo de Luz)