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ADVIENTO: MÚSICA DE DIOS AL RITMO DE ESPERANZA

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EVANGELIO DE HOY: 10/12/21 (Mt 11,16-19).

En el pasaje de hoy Jesús le habla a la gente en sentido amplio. Se pregunta públicamente: “¿A quién se parece esta generación?”. “Esta generación”, dígase la generación histórica a la que Jesús se refiere es, al mismo tiempo, “la generación actual” donde su Palabra se actualiza; o sea, nuestra generación, los que estamos presentes en este momento determinado.

Luego de la pregunta viene la respuesta a manera comparativa: “… se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: -hemos tocado la flauta, y no han bailado; hemos cantado lamentaciones, y no han llorado”. La imagen de los niños representa la inocencia, la bondad, el corazón de Dios. Cuando los niños tocan y no observan reacciones se extrañan. No sólo se extrañan, sino que cuestionan. El sonido de la flauta nos pudiera estar hablando de la voz de los mensajeros del Señor. Se trata de la música de profetas y profetisas, de sabios y sabias, de hombres y mujeres que anuncian el Mensaje, pero sin encontrar resonancias al mismo, ninguna consideración. Sencillamente, porque la música suena en una generación marcada por la indiferencia y la tibieza espiritual.

La generación en cuestión estaba anestesiada y no se espabilaba con ninguna señal: ni con la presencia de Juan que “no comía ni bebía” (alimentación austera y restringida), ni con el mismo Jesús (quien hacía del comer espacios de predicación). Siempre se buscaba excusa para descartar la propuesta y no comprometerse: de Juan se decía estar endemoniado, y de Jesús que era comilón y borracho…

El pasaje bíblico muestra la Sabiduría actuando en la historia. La persona sabia es aquella que sabe danzar según la música de Dios: sabe distinguir el tiempo de penitencia del tiempo de júbilo. El tiempo de sembrar y el tiempo de cosechar… Vivir a fondo cada el momento de Dios trae un profundo crecimiento hacia la santidad. No tengamos miedo a bailar su música, a su hora; la hora de Dios.

Señor: afina nuestros oídos para entrar al ritmo de tu música. Queremos dar un rumbo distinto a esta generación; no quedarnos estáticos e indiferentes. Estamos vivos por tu gracia y deseamos corresponder a tu llamado. Como bien recuerda el salmista, nosotros vamos a dar frutos a su tiempo, con paciencia, plantados como árbol fecundos en las corrientes de agua bendita. En tu canto, Señor, nuestro corazón encuentra su sintonía.

  1. ¿Qué “música” estoy escuchando en este adviento?
  2. ¿Cómo estoy viviendo este tiempo litúrgico?
  3. ¿Estoy tocando la “flauta” del Señor para que los otros reaccionen?