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ALIMENTADOS CON EL PAN BENDITO: NO HAY DESMAYOS POR EL CAMINO

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EVANGELIO DE HOY: 12/2/22 (Mc 8,1-10)

Marcos nos presenta el relato de la multiplicación de los panes. Hoy meditaremos con el pasaje a partir de la expresión: “Si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino”.

La gente había ido en busca de Jesús, unos fueron desde más lejos que otros, pero fueron. Lo encontraron. Tenían ya tres días con Él; dato importante. ¿Usted pensó la experiencia de estar tres días con Jesús? Esos tres días representan el tiempo de morir y de nacer nuevamente. Es el proceso de transformación, de conversión… El ayuno fue necesario para purgarse, limpiarse, situarse, conocerse y reconocer con quién se está. “Sólo se llena lo que está vacío”. Esto es lo que sucede cuando estamos con Jesús; hay un antes y un después en nuestras vidas.

Los presentes reunidos en torno a Él no se quejaron, sino que fue el mismo Jesús quien tuvo la sensibilidad para dolerse de su situación, pues no tenían pan suficiente y estaban en despoblado. La imagen del despoblado también recuerda las situaciones desérticas de la vida. Aquellas circunstancias de vacío e inquietudes donde no se visualizan salidas.

Sin embargo, ahí en medio del “despoblado” que nos toca atravesar está Jesús providenciando el pan que sostiene para no desmayar por el camino. Para este acontecimiento, Jesús procuró lo que la comunidad podía aportar y lo que sólo Él pudo ofrecer. La gente sacó sus siete panes y sus pocos peces, y Él dispuso su bendición. En esta dinámica de correspondencia nació el milagro, la transformación, la conversión, la revitalización integral.

Una vez alimentados con el pan bendito, no hubo temor de caminar por los trillos de la vida. Las debilidades sucumbieron. Las fuerzas se recuperaron. Llama la atención, en este sentido, el silencio del pueblo. Jesús sólo intercambió palabras con sus discípulos.

Pudiera imaginarse una actitud pasiva de la gente, pero no. Jesús providenció y los discípulos humildemente le sirvieron a la comunidad de creyentes reunida. Esto aconteció para que todos emprendiesen lo que se esperaba: caminar, caminar y llevar por todo el mundo lo vivido y lo escuchado.

Señor: este pasaje nos hace meditar en la Santa Eucaristía. Te pedimos que nos enseñes y que nos ayudes a amarte cada vez más. Acércanos con hondura progresiva a tu misterio trascendente. Gracias porque te dueles de que desmayemos por el camino. Sencillamente te nos das para darnos vida. Una vez tú en nosotros y nosotros en ti, no tememos caminar por los despoblados, porque tu fuerza nos sostiene. Aquí están, Señor, nuestros panes, danos siempre tu bendición.

  1. ¿He tenido experiencia de sentir que desmayo por el camino?
  2. ¿De qué me estoy alimentando?
  3. ¿Siento la fuerza del pan bendito para atravesar los despoblados de la vida?