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NO NOS CANSEMOS DE RECIBIR A JESÚS: Y DAREMOS FRUTOS DE SANTIDAD

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EVANGELIO DE HOY: 18/3/22 (Mt 21,33-43. 45-46).

Jesús les cuenta una parábola a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, donde narra la historia de un propietario, quien planta una viña, la acondiciona, y la arrienda a unos labradores, luego se marcha hasta el tiempo de la vendimia. Dos veces, y en mayor cantidad, el propietario manda a sus criados a buscar los frutos que le corresponden, pero los labradores se deshicieron de éstos con violencia. Una tercera vez, mandó a su hijo y le hicieron peor, lo matan para heredar la viña.
 
La viña del relato nos recuerda a Israel, en su escenario del Antiguo Testamento. Las autoridades religiosas y los ancianos están representados en esos labradores que desean adueñarse de las cosas de Dios, teniendo costumbre de matar a los profetas; y por último, buscaban acabar con Jesús, el Hijo de Dios.
 
Nosotros no podemos creernos mejores que el Pueblo de Israel ni sus dirigentes. No pocas veces, en nuestra historia de salvación personal, el Señor nos ha regalado dones y gracias; nos ha enviado personas para asistirnos en nuestra madurez integral. En ocasiones no hemos respondido, o por estar cegados e instalados en nuestros propios intereses o porque no hemos querido escuchar y cambiar de vida. Lo más triste es que en estos desprecios, hemos rechazado al mismo Señor, la piedra angular.
 
Este pasaje es muy oportuno, justo a la mitad de la cuaresma, en la que el papa Francisco nos ha pedido, según Gálatas 6,9, no cansarnos de ser buenos y de hacer el bien; o sea no nos cansemos de recibir y bien encauzar los dones recibidos, y las personas que Él nos manda para cumplir la vocación que espera de nosotros, ser santos y dar frutos de santidad. Preparémonos con el sacramento de la penitencia para recibir a Jesús en la Eucaristía. Los frutos de este encuentro se conocerán en las obras con los hermanos.
 
Señor: queremos aprovechar la cuaresma para tomar tu camino en serio. Deseamos vivir a plenitud este tiempo para gozar plenamente la Pascua, y recibirte en nuestros corazones con lo mejor de nosotros mismos. Que tu Espíritu Santo nos fortalezca, para no cansarnos de ser buenos y parecidos a ti.
 
1. ¿Recibo con prontitud y agradecimiento los dones y las personas que Dios me envía?
2. ¿Cómo estar más cerca de Jesús en esta cuaresma?
3. ¿Me voy preparando bien para el sacramento de la penitencia y la reconciliación?
4. ¿Cómo se nota en mi vida que soy bueno y no me canso de hacer el bien?