Sáb. Jul 27th, 2024

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“EL QUE ME SIGUE NO CAMINARÁ EN OSCURDAD”.

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EVANGELIO DE HOY: 4/4/22 (Jn 8,12-20).

“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en la oscuridad”. Así comienza Jesús en el pasaje de hoy. La imagen de la luz es hermosa y sugerente. No dice: “soy una luz”, sino “La Luz”; sólo hay una para caminar hacia Dios, hacia su Reino de santidad. La afirmación de Jesús genera controversia entre sus contrarios, porque le acusan de dar testimonio de sí mismo. Pero Jesús da a entender que su testimonio es válido, en cuanto Él no está solo en dicho testimonio, sino que el Padre también lo da.
 
Llega a nuestro corazón algunas frases del Credo referentes a Jesucristo: “… nacido del Padre antes de todos los siglos”, “Dios de Dios”, “Luz de Luz”, “Dios verdadero de Dios verdadero…”, “de la misma naturaleza del Padre”… Con esta profesión admitimos que la Luz de Cristo proviene del mismo Dios. Y que dicha Luz tiene la misión divina de sacarnos de la oscuridad que nos envuelve, para direccionarnos a nuestro origen.
 
Jesús dice a los fariseos que ellos juzgan según la carne. O sea, se manejan en el criterio de que Él proviene de Nazaret, de que es Hijo de José y María… La oscuridad en la que viven no les permite acceder a la verdad más honda y profunda. Ellos están limitados. No entienden, no comprenden, manifestando una rígida dureza de juicio, la que le impide abrirse a la luz. Cuando las personas se acostumbran a estar en la oscuridad, les molesta la luz.
 
El Salmo 22 nos ilumina bastante para rezar con el evangelio, porque nos habla del Pastor. Él es quien guía, quien conduce. Nosotros vamos detrás siguiendo sus huellas. Saliendo de la aridez hacia las fuentes tranquilas, donde reparamos las fuerzas. La luz y los senderos de justicia en los cuales instruye están relacionados. Luz y justicia son las dos caras de una misma moneda. Cuando uno va creciendo en su relación con Jesús e invierte en fortalecer tal unidad, entonces, hace suya la frase del salmista: “Aunque pase por valles de tinieblas ningún mal temeré, porque tú vas conmigo”.
 
Señor: tus caminos son claros y nosotros queremos caminar en tu luz, ser luz en ti. Ayúdanos para que nuestras vidas puedan inspirar el camino que lleva a la santidad. Que seamos pequeños farolitos que conduzcan de las tinieblas a la verdad. Es duro, Señor, tomar decisiones a lo oscuro, con débiles criterios, con medias verdades. Alumbra las pupilas de nuestra fe para que vayamos seguros por los senderos de la vida.
1. ¿Cómo estoy haciendo distinción entre la Luz de Cristo, y las lumbreras artificiales, transitorias?

2. ¿He tenido experiencia de caminar en la oscuridad? ¿Cómo he podido salir?

3. ¿Cómo comprendo la expresión: “el que me sigue no caminará en la oscuridad”?