Vie. Jul 26th, 2024

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CAMINAR CREYENDO HACIA EL PAN DE VIDA

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EVANGELIO DE HOY: 4/5/22 (Jn 6,35-40).

Jesús comienza afirmando: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre y el que cree en mí nunca pasará sed”. Se nos presenta como alimento eterno imprescindible para vivir como resucitados en el Resucitado. Nos recuerda la invitación de Isaías 55,1: “Sedientos todos, vengan por agua; los que no tienen dinero, vengan… coman de balde… ¿A qué gastar en lo que no alimenta y fatigarse por lo que no sacia? Háganme caso y comerán bien, disfrutarán de algo sustancioso…”.
 
Jesús es el pan que se ofrece a la humanidad hambrienta, y para esto le invita a caminar hacia Él creyendo. Se contemplan dos movimientos: Jesús que se da y al ser humano que le toca caminar y creer. La comunión no puede realizarse ni consolidarse cuando la gente lo ve, pero no anda ni se mueve, por falta de fe. De esto el Señor se queja: “me han visto y no creen”. De ahí la importancia de que seamos sensibles a las cosas espirituales, dejándonos seducir por la santidad de Dios que nos espera.
 
Caminar hacia el pan de vida es don del cielo: “Todo lo que me da el Padre vendrá a mí”. Descubrir la presencia real de Jesús, creer, buscarle, comerle, es gracia divina. No hacemos esta peregrinación hacia Él por iniciativa personal. De ahí se contempla la responsabilidad con la que el Señor acoge a todos los que llegan a Él: “al que venga a mí no lo echaré fuera”. El Señor se hace responsable de la vocación que gesta en cada corazón.  
 
El mismo Jesús no hace nada por su cuenta. Se ofrece como pan por amor, porque esa es la voluntad de su Padre. Tiene clara la misión: “que no se pierda nada de lo que me dio”. Es hermoso. Jesús custodia a cada peregrino que llega hasta Él y se “esconde en Él”. Esta es la vida más allá de la muerte. Es verdad de fe.
 
Al comulgar su Pan nos hacemos pan para los demás. Alimentarse con su Cuerpo es donar también nuestras vidas para que ninguno se pierda. En esta ruta hacia pentecostés tenemos la misión de ser testimonio para que la gente crea y se ponga a caminar hacia la vida plena, Jesús.
 
Con el salmista rezamos: “Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre/. Aclamen al Señor, tierra entera”.
 
1. ¿Cómo vivo cada Eucaristía? ¿Qué transforma en mí su presencia real?
2. ¿He sentido mi ser saciado mediante la comunión? ¿Qué estoy haciendo para, si no comulgo, llegar a vivir este sacramento?
3. ¿A qué me está comprometiendo el pan de vida con la vida de los demás?