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RAZONES PARA NO TEMER AL COMPROMISO CRISTIANO

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EVANGELIO DE HOY: 09/7/22 (Mt 10,24-33).

En estos días el evangelista Mateo nos está hablando sobre el envío misionero de Jesús a sus discípulos, donde nosotros, por el bautismo, también estamos incluidos. Hoy agrega una particularidad, dentro de este contexto temático, y es la insistencia a “no tener miedo”. Comienza con la comparación entre “un discípulo y su maestro” y, paralelamente, entre “un esclavo y su amo”, buscando clarificar que si Él, siendo el Señor, ha padecido la consecuencia de obedecer al Padre, cuánto más padecerán los que siguen al Hijo. Jesús argumenta, en el pasaje, tres razones, entre las líneas del texto, por las cuales no hay que temer:

SERVIMOS AL SEÑOR DE LA VERDAD

“No hay nada cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse”; dicha afirmación podría estar vinculada con la fuerza de la verdad. Quien camina en la verdad, no tiene por qué temer. El Señor es la verdad, su Palabra es la verdad. No puede temblar la voz para pregonar de día lo que el Señor inspira en la noche. Sabia es la persona que, pacientemente, permanece firme en su compromiso, aguardando el despertar de las conciencias dormidas. El Señor nos invita a sostenernos fuertemente en la verdad que Él mismo nos ha revelado.

CONFIAMOS EN EL DIOS DE LA VIDA

“Teman al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo”; es Dios quien merece ser temido, respetado, obedecido. El Señor nos invita a una mirada de horizonte amplio, hacia la vida eterna. No nos quiere con mirada miope, limitada a esta vida corta, transitoria. Desea que las decisiones que tomemos, la postura que tengamos, la consideremos desde Él. Que no nos gobiernen aquellos con influencia para lastimarnos en esta vida, pero que no controlan el rumbo de la historia. Dios no deja en vergüenza ni en olvido a quien con Él y por Él se encharca en los caminos del Reino.

TENEMOS UN DEFENSOR SANTO Y JUSTO

“Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo”. Con esta afirmación, el Señor nos quiere quitar el miedo para armar lío por su causa. Intentando hacer el bien, si cometemos errores, también somos defendidos. Al mismo tiempo, el Señor mira las intenciones profundas del corazón, las interpreta, las comprende, y sale a nuestra defensa. Él nos asume responsablemente, porque ha sido quien nos ha llamado y conquistado; sabe lo que hace cuando nos vocaciona para servirle y nos manda con lo poco que somos. Él es nuestro respaldo. Estamos garantizados con su asistencia.

Señor: hoy sábado 9 de julio del 2022, venimos a pedirte perdón por las veces que nos ha dominado el miedo, y no te hemos dado una respuesta digna. Hemos visto que el miedo llega cuando quitamos los ojos de tu cruz y de tu resurrección, cediendo a los ladridos del qué dirán, de la apariencia, de la comodidad… Pero nuevamente deseamos servirte con valentía, la que viene del Espíritu Santo. Queremos ser gente nueva, sostenida por la confianza en ti.

1. ¿Cómo ayuda una vida transparente a la eficacia evangelizadora?
2. ¿He sido fiel a las inspiraciones del Señor? ¿Algún miedo me ha frenado para actuar según lo que Dios ha deseado?
3. ¿Cómo experimento la defensa del Señor en lo cotidiano de mi compromiso pastoral?