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UNIMINUTO: Domingo decimonoveno del tiempo ordinario

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Ustedes estén también preparados, porque a la hora que menos piensen vendrá el Hijo del Hombre

El Pbro. Dr. Hugo Martínez, miembro de la Pontificia Comisión Bíblica y profesor del programa de Ciencias Bíblicas en Uniminuto, nos dirá que el evangelio de este domingo nos expone el mensaje de Jesús para un pequeño grupo de personas ya que son pocos los que siguen su propuesta. El Maestro invita a que se haga justicia con los menos favorecidos, distribuir conforme a las necesidades de cada quién, explicando el sentido de su mensaje por medio de tres parábolas en las que se dan características claras de sus seguidores, quienes han conocido su mensaje y que serían los animadores de las comunidades cristianas.

Lc 12,32-48

No temas, pequeño rebaño, porque su Padre ha tenido a bien darles el Reino. Vendan sus bienes y den limosna. Hagan bolsas que no envejecen, un tesoro que no se agota en el cielo, donde el ladrón no llega ni la polilla corroe. Porque donde está su tesoro, allí estará su corazón.

Tengan ceñidas sus cinturas y encendidas las lámparas, y estén como quienes aguardan a su amo cuando vuelve de las nupcias, para abrirle al instante en cuanto venga y llame.

Dichosos aquellos siervos a los que al volver su amo los encuentre vigilando. En verdad les digo que se ceñirá la cintura, les hará sentar a la mesa y acercándose les servirá. Y si viniese en la segunda vigilia o en la tercera, y los encontrase así, dichosos ellos.

Sepan esto: si el dueño de la casa conociera a qué hora va a llegar el ladrón, no permitiría que se horadase su casa. Ustedes estén también preparados, porque a la hora que menos piensen vendrá el Hijo del Hombre.

Y le preguntó Pedro:

Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?

El Señor respondió:

—¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el amo pondrá al frente de la casa para dar la ración adecuada a la hora debida? Dichoso aquel siervo a quien su amo cuando vuelva encuentre obrando así.

En verdad les digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si ese siervo dijera en sus adentros: «Mi amo tarda en venir», y comenzase a golpear a los criados y criadas, a comer, a beber y a emborracharse, llegará el amo de aquel siervo el día menos pensado, a una hora imprevista, lo castigará duramente y le dará el pago de los que no son fieles.

El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no fue previsor ni actuó conforme a la voluntad de aquél, recibirá muchos azotes; en cambio, el que sin saberlo hizo algo digno de castigo, recibirá pocos azotes. A todo el que se le ha dado mucho, mucho se le exigirá, y al que le encomendaron mucho, mucho le pedirán.