Jue. Abr 25th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

APRENDEMOS DE JESÚS: MANSEDUMBRE ANTE EL DESPRECIO Y HUMILDAD ANTE EL RECHAZO.

2 min read

EVANGELIO DE HOY: 27/9/22 (Lc 9,51-56)

El pasaje nos dice que “cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante”. La decisión del Señor está en el marco de su pasión. Él, conociendo el rechazo existente entre judíos y samaritanos, con certeza sabía que sus mensajeros iban a tener resistencia para encontrar alojamiento. Es como si Jesús les dejase experimentar un poco de rechazo; les dio a probar un sorbo de desprecio, de lo mucho que Él recibiría.
 
“No lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén”. Uno realmente conoce si ha alcanzado mansedumbre cuando lo humillan o lo menosprecian y mantiene la paz. Los discípulos todavía no estaban maduros en la fe. Se pusieron nerviosos ante la negación. Si nos damos cuenta, el torbellino interior comienza cuando uno cree que tiene derecho de que lo acojan y no lo hacen. Nos enojamos con facilidad cuando damos por obvio el reconocimiento y nos dan las espaldas. Seguramente, en este sentido, hemos escuchado la frase interrogativa que dice: – “¿pero usted no sabe quién soy yo?” El orgullo es un caso serio y aquí estamos reflejados cada uno de nosotros en menor o mayor proporción.
 
Santiago y Juan preguntaron: “Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?”. Esos dos discípulos, también llamados “hijos del trueno”, hicieron honor a su nombre. Posiblemente recordaron aquella hazaña del profeta Elías cuando desafió y vengó a todos los contrarios de Yahvé con una demostración de puro fuego (Cf. 1Re 18,38). Ay, Señor, ¡cuánto nos gusta estar demostrando a los otros!, y qué poca paciencia tenemos para aguardar a que acontezca tu verdad.
 
Nuevamente, la paciencia del Señor… El boche ha quedado en secreto. Sólo se menciona que les regañó. Cada uno de nosotros pudiera reconstruirlo, y aplicarlo a nuestras vidas. ¿Alguna vez hemos querido vengarnos? Uno lleva venganza no sólo cuando hace o planifica algo en contra, sino cuando desea y hasta reza porque al otro le llegue su “fueguito”.
 
Señor: que los dones y los carismas que nos has dado nunca sean utilizados para demostrar a nadie ni para desquitarnos. Tus gracias son sagradas y sólo pueden estar enfocadas para amar y servir en el temor de tu Nombre, o sea, en la reverencia y la prudencia hacia tu persona. Apaga en nosotros el fuego de la venganza e infunde en nuestras vidas el fuego del Espíritu Santo. Aquel que nos hace reinterpretar todos los acontecimientos con los ojos de la santidad.
 
1. ¿Cómo reacciono cuando soy rechazado?
2. ¿He rechazado a alguien? ¿He negado hospedaje por prejuicio?
3. ¿Cómo vivo el valor de la hospitalidad?