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JUAN EVANGELISTA:
LA EXPERIENCIA DE AMAR CON EL AMOR DE JESÚS.

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LECTURAS DE HOY: 27/12/22.
(1Jn 1,1-4; Sal 96; Jn 20,2-8).

En esta fiesta de Juan evangelista, acogemos la tradición que lo identifica con el “discípulo amado de Jesús”. Observemos que dicho atributo parte del “amor”; ha experimentado profundamente el amor de Jesús; hizo nido en el amor de Él, desde ese instante en que se recostó de su pecho. No podemos fundamentar qué tan hondo fueron sus raíces en dicho amor en comparación a sus demás compañeros apóstoles; no sabemos la manera en que vivió cada instante al lado del Señor, cómo sacó provecho de cada acontecimiento… Pero se ha distinguido, dentro de los Doce, como modelo de pasión por Cristo. Con el mismo amor que le dieron, con eso amó.
 
Juan fue, al mismo tiempo, un contemplativo; consideremos esta frase suya en la primera carta: “La vida se hizo visible”; pudo identificarla en el mismo rostro del Señor, en todas las enseñanzas y exigencias cotidianas del Maestro; en el momento privilegiado de la transfiguración, en el calvario, al lado de la Virgen María, cuando la recibió como Madre… El amor nos hace ver. Cuando uno permite que Jesús anide dentro, en el centro del alma, entonces amamos y vemos con su mismo corazón y con su misma mirada.  
 
La manera en que Juan corrió, aprisa, hacia el sepulcro, revela la pasión con la que se ha distinguido amando a Jesús… y sobre todo, muestra su fe, porque no sólo vio, sino que creyó. No nos extrañamos, entonces, que tras las líneas del evangelio según san Juan se encuentre un profundo místico y teólogo. No pudo ser diferente. Juan nos ha transmitido la vida y la obra de Jesús desde el filtro de su experiencia personal. Ha escrito lo que a Él mismo le ha seducido, y lo que nosotros necesitamos conocer y experimentar. Así vemos cómo se complementa cada evangelista.
 
¿Soy yo un discípulo amado, una discípula amada por Jesús? ¿En medio de nuestras correrías, de nuestros apostolados, nuestros quehaceres, nos estamos dejando quemar por el amor del Señor? Dejarse amar por Jesús es fundamental. Juan corrió detrás del Señor. Nosotros ¿detrás de quién estamos corriendo? ¿Qué amores baratos nos están distrayendo del amor fundamental? ¿Falta leña en mi fe para que arda de pasión por el Señor? No por casualidad Juan nos dice que con la Virgen María, en la casa de nuestro corazón, siempre hay leñas sufrientes para que el fuego del Espíritu arda con autoridad y determinación.
 
Señor, de la misma manera que los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra, mi corazón se quiere derretir por ti. Como los cielos, quiero ser pregonero de tu justicia para que todos contemplen tu gloria. Que amanezca la luz para todos nosotros que esperamos en tu misericordia. Queremos, como Juan, ver la vida y alegrarnos en ella. Que en tu amor, nuestra alegría sea completa.
 

1.  ¿Me quejo por falta de amor? ¿Acojo al Amor que llama a mi puerta?

2. ¿Estoy mendigando amor? ¿En el Señor mi alegría está completa?

3.  ¿Estoy esperando un amor que nunca llega o aprovecho para amar al Amor que me espera?

4. ¿Me estoy amando, y amando a los demás, con el mismo amor que el Señor me da?