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LÍBRANOS DEL MAL.

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EVANGELIO DE HOY: 30/1/23 (Mc 5,1-20)

La última súplica del Padrenuestro nos puede introducir para meditar el pasaje del endemoniado de Gerasa. ¿Qué pretende hacer el mal en nosotros? A la luz del relato, consideremos:
 
El mal busca implantar su casa en la persona que, lejos de Jesús, le deja entrar e instalar su morada. Una vez sin libertad, la persona ya no decide por ella misma. El maligno la somete a vivir en lugares de muerte. Por eso el hombre poseído salió de los sepulcros. Algunos sepulcros nos circundan en la sociedad donde vivimos. Son aquellos espacios dañinos que corrompen, que no aportan al sentido de la vida ni a la felicidad, que dividen la familia y la estancan.
 
La especialidad del mal es dominar a la persona. La torna violenta, incapaz de convivir con los demás de manera pacífica; provoca miedo. El pasaje dice que, al hombre poseído, intentaban sujetarlo con cadenas, pero él las rompía. Un logro del enemigo es hacer que la persona se maltrate, se hiera a sí misma, grite de desesperación… Ahí él se siente realizado, porque ese es su campo. Cuando hay perturbación, el enemigo está en sus aguas.
 
Jesús va en busca de la persona sometida; el demonio lo vislumbra de lejos. La presencia de Jesús le atormenta. El Señor va a rescatar a quien está preso y sin fuerza suficiente para liberarse. Sea cual sea la situación de opresión por la que alguien pase, hay que permitir al Señor que dé la cara y entable la defensa; con autoridad dice: “espíritu inmundo, sal de este hombre”. Jesús hoy, saca, con su Palabra, la basura que nos pueda ocupar el interior. Permitamos al Señor limpiar nuestra casa. Que saque la suciedad que se nos pega en el camino.  
 
Son muchos los males, y no buscan dominar de la misma manera. Pero no pueden con Jesús. El Señor los gobierna. En el texto, los mandó a los puercos, y ni estos les pudieron aguantar. Con todo, lo más importante del relato, fue que el hombre concluyó su historia convencido de hacer vida con Jesús, anunciando a los demás lo que habían hecho por él. Ese hombre recuperó su juicio. Hoy, son muchas las familias que desean que un hijo, una hija, lo recupere también.
 
Como dice el salmo, seamos fuertes, valientes y esperemos en el Señor, porque su bondad es grande. Él nos esconde y nos protege en el asilo de tu presencia. Que el Señor nos libre de todo mal y nos conduzca por caminos santos.


1. ¿Sé identificar alguna basura que necesita ser sacada de mi interior ante la Palabra de Jesús?

2. ¿Cuáles lugares de muerte necesitan ser denunciados hoy?

3. Cuando digo: “líbranos del mal” ¿qué signos del mal me amenazan?

4. ¿Ayudo a que otras personas tengan un encuentro liberador con Jesús?