Jue. Abr 18th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

CATEQUESIS SOBRE LA HISTORICIDAD

7 min read

Seguimos el recorrido cuaresmal. Estamos en el domingo más solemne de la Cuaresma porque es el Domingo de Lætare. Es un oasis en medio del desierto donde la Iglesia nos amaestra para ser libres de mente y de corazón.

Hoy tenemos la necesidad de ser iluminados para que tengamos una visión clara de la historia. Yo soy en mi historia, no soy historia. Yo no soy lo que hago sino que ‘yo soy’ en medio de circunstancias.

Aquí veremos una cuestionante. Los discípulos de Jesús ven a un ciego de nacimiento. Le pregunta: «Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?» Jesús va a tumbar una teología y una mentalidad. Aquí hay dos cosas que hay que tomarlas en cuenta. Primero, al ciego de nacimiento, y, segundo, sus padres.

Este hombre, ciego, se llama el ciego de nacimiento porque tiene una carencia. Este hombre es lo que le falta. Lo tiene todo pero lo que se le destaca es una carencia, un defecto. La antropología marxista el hombre es lo que hace, lo que opera. Si un hombre arregla zapatos, es zapatero. Si una persona hace ropa es satre o modista. Si corta carne es carnicero.

En la mentalidad ordinaria uno tiene esa antropología. Una vez estaba trabajando en el Hospital P. Fernando Billini. Me encuentro con una señora mayor en un rincón con un aspecto muy débil. Le pregunto qué le pasa, me responde: «Padre, estoy mal, soy asmática.» Yo le dije: «¡Oh Dios! Yo pensé que usted era persona, una mujer pero usted es una enfermedad.» Alguien se me acerca para confesarse y empieza la confesión, dice: «Yo soy mentiroso, lujurioso, etc.» Yo le dije: «Pensé que eres persona, un hijo de Dios, pero eres un pecado y otro, etc.» Dios tiene que devolvernos la dignidad.

Un día, cuando era párroco en Santa Bárbara, caminando por el Conde Peatonal, Zona Colonial, era tarde de la noche porque venía de celebrar una misa en una parroquia fuera de la ciudad, caminaba junto a mí un joven. Cuando vio que era sacerdote me preguntó sobre qué dice la Iglesia sobre la homosexualidad. Yo le dije que todos estamos llamados a la santidad y para ser santos tenemos que renunciar a todo lo que nos aparta de Dios. Volvió a preguntar sobre mi pensar. Le dije que es una cruz perfecta para amar a Dios y tener la vida eterna. Le expresé porqué le interesa el tema, yo sabía que tenía alguna inclinación pero quería que él se expresará libremente. Me dijo: «Yo soy homosexual.» Le expresé: «¡Oh Dios! Pensé que eras una persona pero tú absolutizas un complejo cuando eso es algo muy relativo dentro de la complejidad de su ser.» Yo quiero que el hombre haga una introspección de su ser. Conozca su antropología. Se eleve y se contemple desde Dios y no desde las limitaciones de la visión humana.

Vamos a ver el otro aspecto. Muchas veces nos escandalizamos porque nos vemos desde nuestros padres y hermanos. Eso quien pecó es muy importante. Aquí vemos que están en el medio los padres. Ahí está la familia. La familia me define. Ahí están los padres pero mi madre es Lili Monster y mi padre es German Monster. Mi familia es la familia Monster. Mi familia es la familia Simpson. Como puede ser que mi padre es Romero y mi madre Marge. Mis hermanos son Bart, Lisa y Maggie. No puede ser, es un desastre.

Yo soy hijo de Juancito, el mocho. Mi madre es Machepa, la pollera. Mis hermanos son Basurita, la Tsunami y Ramoncito. Yo no soporto ser miembro de esta familia. Yo soy en esta familia. No soporto ser el hijo de Juancito, el Mocho, mi papá, ¿no lo conoces? ¡Bombillo! ¡Sí, el que siempre está prendido! (borracho).

«Yo soy» hijo de Mamá Josefa, la que vende pollo picao. Siempre huelo a pluma y mondongo de pollo porque soy el que preparo los pollo, los mato, los pelo y los preparo. Yo soy el hermano de Basurita. Mi hermano está tostado de la droga. Ahora vive en la calle, es un mendigo, un homeless, porque nadie lo soporta. Mi hermana, la Tsunami, es prostituta. Yo soy el hermano de la Tsunami. Juancito, el más aplicado, el que estaba en la universidad, ahora se ha declarado gay. Soy soy el hermano de Juan Simpson o Monster. Yo soy uno de los Monster o de los Simpson.

Como este hombre no quiere, no acepta esto, tiene que buscar la forma de ser de otra manera. Este ciego ve que la única forma de ser es por el dinero. Este ciego, sentado cerca de la piscina de Siloé, metido en su crisis, ve que pasa una mujer a purificarse de sus reglas a la Piscina. Se le prende un bombillo y se dice para sí que puede vender accesorios para bañarse como jabón, toallitas, etc.

Hay que tomar en cuenta que la piscina de Siloé ( brejat hashiloaj) es una mikvá que se utiliza para la purificación. Es un pequeño pozo que tiene una entrada de agua que lo abastece y un desagüe. Eso se utiliza para las purificaciones (cfr.). La Iglesia usó estos pozos (mikvá) para bautizar. Tenían entrada de agua por un lado y un desagüe. Eran octogonal, una escalinata de siete peldaños para bajar simbolizando los pecados capitales (cfr. CIC 1876) y una escalinata de siete peldaños para subir significando los dones del Espíritu (cfr. Is 11,1). En el centro había una piedra negra. Esta piedra negra es símbolo de Jesucristo.

Viendo todos estos símbolos de la fuente bautismal y cuya raíz es la piscina o Mikvá de Siloé podemos descubrir está ahí Dios esperando que el hombre vuelva a la fuente de la vida. El hombre ha sido creado cerca de una fuente (cfr. Gén 2,6-8). Pero el hombre ha encontrado otra fuente.

Este ciego no ve que está cerca de la fuente de la vida pero se ha convertido en un empresario. Este hombre le ha ido tan bien en este negocio que ya no es el hijo de Juancito y Machepa. Este hombre es el dueño de Mega Centro Comercial Siloé. Este hombre gana mucho dinero. El ciego en el Evangelio está relacionado con la limosna: «Una limosna para el ciego.» Ahora este hombre es el ciego, el limosnero y el mendigo (cfr. Jn 9,6). Este ciego hay que salvarlo de esta muerte existencial, de la muerte ontológica.

Este hombre se parece a Adán y Eva que se visten de Hijas de higuera (Gén 3,7). Es lo que hace el hombre. Este hombre se había vestido de muchas cosas para ocultar sus limitaciones, aquello que lo avergonzaba. Se puso el traje de graduación, de boda, del dueño de tal empresa, etc. También le habían puesto el traje de ser hermano de Basurita, la Tsunami y de Juancito; el traje de ser hijo de Bombillo y Machepa. Tenía tantos trajes que ya no sabía quién era.

Jesús tiene que sacar a este hombre de esta oscuridad, de tantos complejos, de sus frustraciones, de esta ceguera.

Entonces Jesús le responde ante la pregunta del pecado que ellos lo ven como la causa de su ceguera. Jesús responde: «Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios» (Jn 9,3). Entonces hace barro tomando tierra y la humedece con su saliba y le frota el barro en los ojos (cfr. Gén 2,), va a la mikvá y se lava. Es como hacer una experiencia de nacer de nuevo. Es un sumergirse y empezar a ver que todos se vuelve inconsistente y se experimenta la muerte. Todo lo que me hace ser desaparece.

El ciego experimentó lo que dice el Salmista: «Yahveh, mi roca y mi baluarte, mi liberador, mi Dios; la peña en que me amparo, mi escudo y fuerza de mi salvación, mi ciudadela y mi refugio. Las olas de la muerte me envolvían, me espantaban las trombas de Belial, los lazos del sheol me rodeaban, me aguardaban los cepos de la Muerte. Clamé a Yahveh en mi angustia, a mi Dios invoqué; y escuchó mi voz desde su Templo, resonó mi llamada en sus oídos. La tierra fue sacudida y vaciló, retemblaron las bases de los Montes. Él inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies» (Sal 18,3.5-8.10). En esa experiencia empezó a ver que no era lo que hacía, no era el mendigo porque mendigaba, era ciego porque no veía, era empresario porque era dueño de Mega Centro Comercial.

Este hombre vio su ser. Por eso dijo lo más importante de este texto fue esto: «Soy yo.» ¿Qué fue lo que vio? Vio que Dios es Creador y él es criatura. Vio que Dios es Padre y él es hijo. Él es en Dios.

Ese experimentar que todo se desmorona pudo ver la Roca Negra que está en el centro de la piscina bautismal. Pudo apoyarse en la piedra negra. La palabra apoyarse se dice emunah en hebreo, en griego pisti, en latín fidei y en español la fe. Desde ese momento queda iluminada toda la historia. Desde la fe toda la historia deja de ser azarosa y se convierte en historia de salvación.

Este hombre recupera la vista y puede hacer una hermenéutica de la historia desde Dios y no desde el hombre. Esta palabra invierte el giro copernicano.

Este Domingo de Lætare es una llamada a estar con Dios y ver como Él ve: «Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien» (Gén 1,31). Y añade: «El séptimo día Dios terminó lo que había hecho, y descansó» (Gén 2,2). El hombre pierde la visión cuando no ve como Dios. La vida se contempla desde Dios.

Señor, muéstrame tu luz y tu verdad. Que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo. Señor, a ti sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.