Sáb. Sep 7th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS

3 min read

EVANGELIO DE HOY: 9/6/23 (Mc 12,35-37).

COMPASIVA Y HUMILDE

El pasaje de hoy nos presenta a Jesús interesado por la formación de la gente. No pocas veces, en los evangelios, es llamado “Maestro”. El verdadero maestro enseña por compasión, y con humildad. Por compasión, porque le duele que el otro camine torcido de mente y visión; y con humildad, porque no busca brillar, sino iluminar la conciencia.

LIBRE Y CON AUTORIDAD

Jesús también enseñaba en el templo. Es un detalle importante. El que sabe fundamentar lo que dice, por qué y para qué lo dice, no se esconde de las autoridades humanas. No se deja condicionar por los que están presentes. Es triste escuchar a algún predicador preguntando quién va a escucharle, en sentido de constatar si hay gente influyente. Porque el verdadero predicador solo tiene oído para escuchar al Espíritu Santo, y no tiene más horizonte a no ser el corazón a quien destina la palabra que le han confiado.
 

LIBERADORA Y VERDADERA

Las enseñanzas de Jesús sacan del error, liberan, y llevan a la verdad. Jesús no desmonta en la gente lo aprendido para dejarlos confusos y desorientados. Porque el buen maestro sabe descomponer y reconstruir colectivamente. Con la gente vuelve a edificar para levantar el “edificio” con zapata verdadera. Él pregunta: “¿cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David?”; deja evidente que los escribas han enseñado mal. Jesús retoma las palabras de David, las ubica en su contexto y su sentido, y deja clara la verdad. El Mesías no es hijo de David. Con esto, abre campo para afianzar su identidad de Hijo de Dios.
 

DISFRUTADA POR LA GENTE

La gente sencilla disfrutaba de las enseñanzas de Jesús. Aunque el pueblo simple no sepa mucho de títulos universitarios, sabe lo que es bueno. La gente es inteligente. Sabe cuándo alguien le habla cosas coherentes y con fundamentos, y cuando le hablan cosas que carecen de hilo conductor. El primero que tiene que disfrutar las clases preparando es el maestro. Si no le gusta al maestro, tampoco le gustará a los alumnos. Con certeza Jesús disfrutaba mucho saciando el hambre de gente hambrienta del pan de la enseñanza. Qué gusto da, hoy, escuchar a personas que hablan desde el corazón, con cada palabra destilando vida, amor y verdad.
 
Señor: gracias porque todavía nos sigues instruyendo con tu palabra viva y eficaz. Nos sigues abriendo los ojos mediante diversas fuentes comunitarias de la Iglesia. Que nos podamos disponer para buscar comprender nuestra fe a profundidad. Es hermoso conocer lo que amamos, porque mientras más conocemos más crece el amor y el compromiso.
 
1.  ¿Qué importancia doy a la formación permanente en mi vida de fe? 
2. ¿Cuándo fue la última vez que me senté a escuchar las enseñanzas de los hermanos de mi comunidad? 
3. ¿Qué actitud asumo cuando me descubren en error? ¿Me dejo instruir? 
4. ¿Las cosas que he ido aprendiendo, las tengo guardadas, dónde, para qué? O ¿así como las recibo salen para quienes las necesitan? 
5. ¿Soy gente que “come” contenidos sin resultados o que asimila contenidos para madurar en la fe y el compromiso?