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EL SEÑOR, LO QUE QUIERE, LO HACE.

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MEDITACIÓN DE LAS LECTURAS DE HOY:
19/12/23 (Js 13,2-7.24-25ª; Sal 70; Lc 1,5,25).

En el pensamiento de Santa Teresa del Niño Jesús, Dios es todopoderoso porque hace lo que quiere desde su santa voluntad y naturaleza; así se responde ella por qué el Señor, siendo grande, se hace un pan de vida, en forma pequeñita. Las lecturas de hoy testimonian la manera en cómo Él actúa para preparar el camino, mediante el cual, se encarna en la historia humana.

Se nos presenta el caso de Sansón y de Juan el Bautista. Ambos nacieron de mujeres estériles. Dios los soñó como sus consagrados, para una misión específica. El Señor, porque lo quiso, lo realizó. De un vientre cerrado, descartado, motivo de vergüenza y complejo, hizo brotar la vida. De esta manera, se demuestra su mano dirigiendo su plan en la historia. El Señor endereza los caminos para que sea hecha su voluntad, y se distingan sus huellas divinas.

Llama la atención como el ángel Gabriel se escandaliza cuando Zacarías enumera las dificultades para que se realice el querer de Dios en su vida. El ángel le aclara: “Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios”. En otras palabras, es como si argumentara que quien está muy cerca de Dios, no duda sobre las maravillas y las obras que Él puede realizar para el bien de la humanidad y de toda la creación.

En este tiempo privilegiado de Adviento, medita la manera en que Dios ha querido hacerse presente en tu vida, como un Niño pequeño. El que va a nacer quiere habitar en tu corazón. De la misma manera en que María y José, transformaron el pesebre en casa de adoración, así tú estás invitado a hacer de tu interior una cuna de amor. Acogiendo a los hermanos, te ejercitas para acogerlo a Él, que viene en los demás.

Señor, como el salmista te digo: “En el vientre materno ya me apoyaba en ti; en el seno de mi madre me sostenías”. No quiero Señor, perturbar mi confianza con las dudas. Que mis ruidos interiores puedan silenciarse para escuchar tu voz y hacer tu voluntad. No es con mi fuerza, Señor, sino con tu gracia. Contaré tus proezas. Señor mío, narraré tu victoria, tuya entera.

Pregúntate en tu interior:

  1. ¿Cuándo Dios te ha quedado mal?
  2. ¿Has testimoniado su Palabra en tu vida?
  3. ¿Le enumeras las dificultades al Señor cuando te pide algo?
  4. ¿Esperas en el Señor con valentía?
  5. ¿Tu vida ha despertado asombro en los demás?
  6. ¿Vas a creer o te quedarás mudo, como Zacarías?
  7. ¿Estás haciendo limpieza profunda en tu casa interior para recibir al Niño Jesús que está por venir?