Sáb. Oct 5th, 2024

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YO TE AMO, SEÑOR, TÚ ERES MI FORTALEZA (Salmo 17)

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Todas las lecturas de hoy, tienen que ver con el amor de Dios. El Salmo es espectacular, yo lo recito a cada rato: “Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. Viva el Señor, bendita sea mi roca, sea ensalzado
mi Dios y Salvador. Tu diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido.”

Señor, tu eres mi luz y mi salvación, ¿a quién iré? Tu solo tienes palabras de vida eterna. Estas palabras las digo continuamente para que me de fuerza para continuar la vida llena de  contrariedades, especialmente en este tiempo de Pandemia. Si no fuera por ti, Señor, ¿por quién, entonces?

La primera lectura trata de proteger a las viudas, ni a huérfanos, “porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y les haré morir a espada, dejando a sus mujeres viudas y a sus hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el Sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y donde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque soy compasivo.”

Y qué decir de la Lectura de la primera carta de San Pablo a los Tesalonicenses, donde Pablo, les recuerda que “su fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicieron: cómo, abandonando los ídolos, se volvieron a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el Cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.”

Jesús en el Evangelio nos manda a Amar por sobre todas las cosas, “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.” Ser cristiano hoy y siempre es bien difícil, pero con la ayuda del Señor todo lo podemos “en aquel que nos sostiene”.

Amén!