Sáb. Oct 5th, 2024

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LA HUMANIDAD NO ENCONTRARA PAZ, HASTA QUE NO RECURRA CON CONFIANZA A MI MERICORDIA.

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El Santo Padre Francisco recurre a estas palabras en una carta a difundir el mensaje de la Divina Misericordia, y que recordamos el domingo pasado.

Estamos hoy viviendo el III domingo de Pascua, y la Primera Lectura tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles Pedro les dice a las gentes: “El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.

Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de un asesino; mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicieron por ignorancia, y sus autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esa manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que se borren sus pecados.”

En el Salmo No. 4, se nos dice: “Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor. Escúchame cuando te invoco. Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración.”

Esta oración deberíamos hacerla cada día para que el Señor esté a nuestro lado ahora y siempre. El Señor insistía en que todos eran sus testigos. Y eso es lo que debemos ser nosotros siempre ante nuestro pueblo. “En las lecturas de hoy resuena dos veces la palabra “testigos”. La primera vez es en los labios de Pedro: él, después de la curación del paralitico ante la puerta del templo de Jerusalén, exclama: “Mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.”

La segunda vez, en los labios de Jesús resucitado: El, la tarde de Pascua, abre la mente de los discípulos al misterio de su muerte y Resurrección, y les dice: “Ustedes son testigos de esto”. Los apóstoles que vieron con los propios ojos al Cristo resucitado, no podían callar su extraordinaria experiencia. El se había mostrado a ellos para que la verdad de su Resurrección llegara a todos mediante su testimonio.

Y la Iglesia tiene la tarea de prolongar en el tiempo esta misión; cada bautizado está llamado a dar testimonio, con las palabras y con la vida; de que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo y presente en medio de nosotros. Todos nosotros estamos llamados a dar testimonio de que Jesús está vivo.

Si Cristo no hubiera resucitado “vana hubiera sido nuestra fe”, dijo en una ocasión San Pablo. Ningún profeta lo hizo. Solamente Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el Señor.

Gloria a Dios y Aleluya!!!!