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LIMPIOS POR LA PALABRA: PARA DAR FRUTOS

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EVANGELIO DE HOY: 5/5/21 (Jn 15,1-8).

Nuevamente se nos presenta la parábola de la viña y los sarmientos. La Sagrada Escritura en su inagotable misterio, según el enfoque desde el cual se contemple, ofrece nuevos manjares. Esta vez meditamos a partir de la limpieza que hace la Palabra en nosotros con el fin de dar frutos.

Dice Jesús a sus discípulos: «ustedes ya están limpios por las palabras que les he hablado». Esta limpieza presupone dos elementos importantes:

1. HAN ESCUCHADO LA PALABRA

Esta actitud de los discípulos nos invita a abrirnos cada día a la Palabra que el Padre nos ofrece, mediante su Hijo, con la gracia del Espíritu Santo. Nos llama a acoger la Palabra desde un corazón dócil, que se deje modelar, corregir, podar, enfocar…

La Palabra entra por el oído del corazón, y llega al terreno interior para abonarlo, prepararlo, disponerlo para «dar algo bueno en la vida».

Observe que en la parábola se consideran los sarmientos en sus particularidades: «al que no da fruto, lo podan para que dé»; «al que da, como quiera lo podan para que dé más». Se esperan efectos ante la inversión, o vienen las consecuencias…Todo indica que hay dinamismo y vida en el seno trinitario. Nuestra existencia cobra sentido si entra en esa dinámica a favor de la vida abundante.

2. HAN PUESTO EN PRÁCTICA LA PALABRA

Se observa un salto del «escuchar» la Palabra y «gustarla», a disponerse a fructificar y hacerlo; no es otra cosa que asumir el martirio «dar la vida por los amigos», gastarse, dejarse comer para dar vida, sin regateos ni refunfuños.

Los frutos que dan los sarmientos son coherentes con la Vid a la cual pertenecen. O sea, que se trata de los frutos de la Palabra recibida y practicada, que bien pudieran sintetizarse en Mateo 25: tuve hambre y me diste de comer…. y en el espejo de las bienaventuranzas: un corazón pobre, manso, misericordioso….

Consideremos que los frutos sólo son posibles cuando la Palabra limpia y cuando los sarmientos PERMANECEN en Ella.

Señor, en este día te pedimos la gracia de dejarnos limpiar por tu Palabra. Que sintamos gusto y alegría al ser podados por ella. Que nos molesten las hojas secas, los retoños infectados, las deformaciones… queremos que tu Palabra sea nuestra belleza… una belleza que no se deleite en ella misma, sino que sea punto de partida para ofrecerse y darse con la mayor dignidad posible.

  • ☆¿En este momento de mi vida: qué necesita ser podado?
  • ☆¿En dónde o en quién permanece mi corazón?
  • ☆¿Estoy siendo y haciendo algo bueno en esta vida?

Comentarios de la Hermana Ángela Cabrera