“RECIBAN EL ESPIRITU SANTO”
3 min readHoy es un día grande. En nuestro País, celebramos el día de Pentecostés, 50 días después de la Resurrección del Señor, y las lecturas son maravillosas y muy edificantes. Jesús les da la paz a sus discípulos y les envía al Espíritu Santo para que: “A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados y a quienes se lo retengan se les quedan retenidos.” O sea que el Sacramento de la Reconciliación es obra del mismo Jesús a sus discípulos. Para aquellos que dicen que ellos se confiesan con el Señor, que no necesitan ningún sacerdote. Que eso lo inventaron los “curas”.
Pentecostés es “grande de una manera muy singular, porque marca el cumplimiento de la Pascua, de la muerte y resurrección del Señor Jesús, a través del don del Espíritu del Resucitado.
Hoy en la lectura de San Pablo a los Corintios, nos dice que hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Todos somos Iglesia, y como tal debemos llevar el Evangelio a toda criatura en toda la tierra. Debemos ser todos evangelizadores porque fue un mandato del propio Jesús. Es difícil porque debemos salir de nosotros mismos e ir a los demás, dando testimonio de la fe que tenemos y del compromiso que hemos adquirido al ser bautizados.
Pero, somos cómodos, nos cuesta mucho y más ahora que estamos recluidos por la Pandemia que nos ha tocado vivir, y no sabemos cómo vamos a reaccionar cuando todo esto se termine. A mí como Madre, me ha tocado estar con uno de mis 6 hijos y 2 de mis 15 nietos, y no sé cuándo podré abrazarlos y sentirme junto a ellos como familia.
Pero, qué mejor que el corazón de una madre, para darnos cuenta que es el corazón que más se parece al de Dios, cuando perdona y olvida todas las penas causadas por los hijos, sin guardar rencor. Eso es una Madre. “Dios no necesita templos. Nosotros, los que lo amamos, los que escuchamos y vivimos de acuerdo con sus enseñanzas, somos el nuevo templo, la morada en la que Dios quiere habitar.
Jesús en sus últimas recomendaciones, nos dice que el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien se lo enseñe todo y les irá recordando todo lo que les he dicho… Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigan creyendo.» Gracias Jesús por dejarnos tu Santo Espíritu y así nos sintamos acompañados siempre de tu amor y confianza. Amén!