“Reciban el Espíritu Santo”
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Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez
23 de mayo de 2021
El ciclo de la Pascua, en que hemos celebrado el misterio de la Resurrección de Jesucristo, culmina con la Solemnidad de Pentecostés. En la liturgia de este domingo se expresa la unidad que existe entre Pascua de Resurrección y Pentecostés, estos grandes acontecimientos son misterios de fe, hechos que trascienden la demostración histórica, científica y empírica.
a) Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-11.
San Lucas narra un acontecimiento extraordinario, Pentecostés, e intenta describir gráficamente el envío del Espíritu Santo, que conduciría a los discípulos de Jesús a la verdad completa.
Pentecostés en el calendario judío era la fiesta que evocaba la entrega de la Ley por parte de Dios a Moisés en el Monte Sinaí. En el Sinaí, cuenta Filón de Alejandría, el filósofo judío más importante de la antigüedad, la llama se convirtió en lengua, la llama indicaría la descripción de la manifestación de Dios en medio de tormentas y fuego, y convertirse en lengua significa que aquella manifestación de Dios se hizo inteligible.
San Lucas conocía estas tradiciones y las utiliza en su relato al hablar de un viento impetuoso que llenó la casa junto con las lenguas de fuego que aparecieron sobre los Apóstoles. Ellos, en su momento, se lanzan a predicar con toda valentía, a pesar de las adversidades y a partir de ese día sólo la muerte los detendrá en la misión que el Señor Jesús les había confiado.
b) De la carta del apóstol San Pablo a los Corintios, 12, 3b-7.12-13.
En este pasaje San Pablo habla de los dones espirituales, los carismas que habían recibido los cristianos y que ejercitaban tanto en el seno de la comunidad como hacia afuera.
El Apóstol viene a decir, en primer lugar, que las categorías discriminatorias de esclavo o libre, judío o griego, hombre o mujer, ricos o pobres, ya no existen porque han sido abolidas por el Señor. En segundo lugar, que todos y todas, sin excepción son protagonistas en la construcción del Reino de Dios, tarea de toda la comunidad cristiana. Los carismas, dones, servicios y funciones dentro de la comunidad de fe, como expone San Pablo, son manifestación del Espíritu para el bien común.
c) Del Evangelio según San Juan 20, 19-23.
En esta escena central de las apariciones de Jesús resucitado, el Señor se revela a los discípulos como el mismo que sufrió y murió, mostrándoles las llagas de su pasión. “Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.” Pero cuando Jesús habla se presenta como un ser divino que los bautiza con el Espíritu Santo, haciéndolos una nueva creación y confiándoles su misión.