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LA VISITA DE MARÍA: CAMINO, ENCUENTRO, CANTO.

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EVANGELIO DE HOY: 31/5/21 (Lc 1,39-56)

La visita de María a su prima Isabel nos motiva a meditar el relato a partir de tres imágenes que se contemplan a continuación:

1. CAMINO

“María se puso en camino y se fue aprisa a la montaña”. Esta frase nos invita a meditar en lo sucedido anteriormente. El ángel la había visitado. Una visita fecunda, cuna de su sí al Señor. Cuando sale a visitar a Isabel, sale llena de Dios. Un vientre y un corazón repletos de esperanza y alegría. Sale sabiendo lo que lleva. Sale sabiendo a dónde va y por qué. Sería triste pensar que iría sólo a hacer oficios. Muy triste. Esta visita era más que eso, aunque lo incluyese. María va con una noticia que no cabe en sus palabras.

Y, más que noticia, va con una promesa hecha realidad: “Dios nos ha visitado primero”. Meditemos en ese santo trayecto. Caminando en la montaña. Caminando su propia historia, y la historia de su pueblo. La prisa indica que no hay tiempo que perder. Se ponen en marcha esos hermosos pies atravesando los campos, desde una mirada contemplativa, y “sin señal de WhatsApp”, que explica el grito a Isabel, antes de llegar a casa. En seguida, el tono de María es identificado. Mucho amor en esas primas.

2. ENCUENTRO

El encuentro entre santa Isabel y santa María es el encuentro de la vida. Hay vida en la historia y la historia está viva. Los niñitos Juan y Jesús también están alegres. La historia tiene un nuevo comienzo: no en el templo, no en la ciudad, no con los jefes, sino en una casa sencilla, en el campo, entre niños y mujeres; Dios se ha manifestado como es, humilde.

Isabel, en este encuentro, también es escuela de santidad: santidad es reconocer en el otro las maravillas que Dios ha hecho, dárselas a conocer; sentirlo superior a sí mismo. Es alegrarse sinceramente con la llegada de quien trae a Jesús. Es bendecir. Es profetizar el porvenir amoroso que Dios prepara para sus elegidos. Es hacer que la persona cante de alegría.

3. CANTO

María es una mujer de poco hablar. Sin embargo, en la casa de Isabel canta. “Dime lo que cantas y te diré la espiritualidad que tienes”. En el canto, María recoge la historia de salvación de su pueblo. Proclama la grandeza del Señor. Esta grandeza, es su misericordia. La misericordia de Dios se ha encarnado. Ella es Madre de la misericordia. Cuando no se pueden decir las cosas de otra manera, el alma canta, porque en el canto se va el alma. Dios la ha mirado y, con esta mirada, llega la alianza que hasta hoy nos alcanza y bendice.

Señor, ¡cuántas cosas hermosas llegan cuando te decimos “sí”! Enséñanos a salir con prisa de nuestro pequeño mundo, de nuestro pequeño espacio y comodidad. Sopla fuerte para que la aventura del amor y del encuentro nos haga cantar de alegría. Y a ti, Madre querida, ven a visitarnos, para que nos enseñes a celebrar bien la llegada de Jesús a nuestras vidas.

  • ¿Qué camino estoy recorriendo hoy, en mi vida?
  • ¿Con quién/quiénes me estoy encontrando y para qué?
  • ¿Qué cantos entono, qué música escucho? ¿Usted sabía que hay cantos que tienen letras y otros tienen letrinas? (Cf. Tomás de Kempis).
  • ¿Cómo me estoy preparando para recibir la visita de María?